Ansiedad y economía

Las dificultades económicas causadas por perder el empleo, las consecuencias negativas para nuestra autoestima de llevar mucho tiempo buscando trabajo y no encontrarlo o los problemas de pareja que conllevan no poder llegar a fin de mes son situaciones desestabilizadoras para nuestra salud mental que con la crisis económica se han multiplicado exponencialmente, efectos que siguen afectando a muchas familias por mucho que la crisis parezca haber desparecido.

Hay dos tipos de personalidades con una mayor probabilidad de sufrir una baja por ansiedad o su hermana mayor, la depresión. La conocida por todos es la personalidad depresiva, gente cuya forma de tamizar los estímulos que reciben del exterior es de forma negativa, pesimistas por naturaleza. La otra, desconocida por el público en general, es la personalidad melancólica (Tellenbach); simplificando, las personas cuyo perfeccionismo y autoexigencia casan muy mal con la inestabilidad económica.

Si usted es de aquellos que creen que la baja por ansiedad o depresión de un familiar o compañero de trabajo es cosa de debilidad de carácter y que a usted jamás le ocurrirá una cosa así, le tengo que decir que se equivoca.

De hecho, usted o alguien de su entorno al que todos ven como un trabajador perfecto, abnegado, sacrificado con sus día a día, constante y ordenado, el típico perfeccionista, tiene las cartas marcadas al jugar con la depresión y la crisis. La razón es que su nivel de exigencias en tan elevado que al enfrenarse a unas condiciones adversas se ve desbordado por las circunstancias.

Entender la razón de la fragilidad de la persona excesivamente perfeccionistas es muy sencillo con un ejemplo que nos proporciona la naturaleza: cuando el viento sopla con fuerza, los árboles flexibles que se mecen con sus envites resisten, los grandes y rígidos árboles que no lo hacen, muchas veces se quiebran ante esta fuerza de la naturaleza. Lo mismo pasa con las mentes demasiado estáticas.

Veamos los rasgos que caracterizan a una personalidad meláncolica según Tellenbach:

  1. Personas muy exigentes.
  2. Con exageración por el orden.
  3. Autoexigentes e intolerantes.
  4. Concienzudos y escrupulosos.
  5. Inflexibles e inseguros.
  6. Trabajadores ejemplares.
  7. Poco dados a las fantasías.
  8. Dependientes de los demás.
  9. Influenciables.
  10. Verbalizan poco las emociones.
  11. No les gusta deber nada.

Revise la lista con atención y la mayor objetividad posible. Si tiene todos los rasgos descritos debe saber que tiene más posibilidades de enfermar que otras personas aparentemente más débiles.

Es muy recomendable que aprenda hábitos de comportamiento más saludables, a disfrutar de los pequeños placeres de la vida, a escuchar a los demás sin juzgarlos, a tolerar los pequeños errores que todos cometemos.

La perfección no existe, el ser humano es imperfecto y en ello reside su grandeza: su creatividad, su variedad de ideas, su progreso y capacidad de supervivencia, en definitiva. Tómese las cosas con menos severidad, disfrute aunque la situación económica le sea adversa. Todo mejora si se sabe aguantar el vendaval de pie.

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