Blog de Echevarri: Entrada «Los intermediarios financieros que considero necesarios»

De todos los blogs de economía del que se nutre este, os recomiendo especialmente El Blog de Echevarri, o lo que se me ocurre sobre el mundo financiero. En este artículo veremos su visión de las empresas de reunificación de deudas.

Con permiso del autor, paso a copiar de él lo que considera buenos y malos intermediarios financieros.

De los malos, dice:

«Yo también puedo pensar que el reunificar por reunificar no es útil. Aunque yo prefiero hablar de corredor o broker financiero. En mi opinión, hay una serie de brokers que no son útiles:

  1. Aquellos que se dedican únicamente a acarrear documentación entre entidades. Recogen la documentación, le enchufan la comisión, y luego reparten copias entre las 20 sucursales más cercanas, incluida la propia sucursal del interesado (¡olé la investigación!). Exactamente lo que puede hacer un particular.
  2. Tampoco son útiles, y si sumamente perjudiciales, aquellos que no hacen un estudio previo de los clientes. Estudio, que en muchas ocasiones debería concluir con un Vd. no debería pedir ese crédito. Repasaos la publicidad de muchas de estas empresas y veréis que nadie habla de ello. Todo lo contrario. Casi les falta decir que solucionan casos desahuciados. Hay operaciones financieras, bien sean refinanciaciones o bien sean operaciones nuevas, que está claro que son inviables a corto plazo. ¿Por qué los Bancos generalmente las desdeñan y sin embargo las empresas de refinanciación no saben decir no? Pues porque las empresas de reunificación cobran la comisión y se olvidan de la operación. El Banco se la come, deberá convivir con ese cliente durante mucho tiempo. Y provisionar la morosidad. Y ejecutar judicialmente el préstamo.
  3. No son útiles, y si muy dañinos, aquellos brokers que se dedican a falsear documentación: nominas, contratos de compraventa, y otro tipo de justificantes.
  4. No son útiles aquellas cadenas en las que se percibe que su negocio no es el de la intermediación financiera, su negocio es abrir franquicias y cobrar por ello.
  5. No son útiles aquellos que recurren al capital privado de un modo chapucero, para tapar agujeros intapables. Y menos si se utiliza capital privado de particulares que no se enteran de lo que está pasando realmente.
  6. No son útiles aquellos que hacen una publicidad que no pasaría jamás los requisitos que el Banco de España impone a la de las entidades financieras. ¿Qué es eso de que juntas todas tus deudas y te AHORRAS…? No te ahorras nada, seamos serios.
  7. No son útiles aquellos que no saben hacer, y de un modo bastante regular, más que operaciones hipotecarias.
  8. No son útiles aquellos cuyos contratos con los particulares para buscarles financiación son un ejemplo de oscurantismo. He visto pactos de exclusividad, donde si el particular consigue el préstamo por su cuenta también paga un goloso 5%. He visto contratos en los que no se especifican las condiciones mínimas a conseguir por el broker (importe, plazo, condiciones financieras, garantías), y por tanto son un sinsentido.
  9. No me gustan aquellos que cobran comisión del interesado y a la vez del Banco. ¿Para quién trabajan?
  10. No me gustan los que presumen de acuerdos preferenciales con entidades financieras que no son nada más que un acuerdo de cesión de comisiones.
  11. No me gustan aquellos que intentan sobornar a los apoderados de las entidades financieras para que les aprueben operaciones(afortunadamente estos son muy pocos)»

Coincido con Echevarri que dichas prácticas no aportan valor añadido ni al cliente ni al sistema financiero en su conjunto. Los bancos ahora se quejan de que los expedientes de los brokers tiene mucha morosidad. En muchos casos es así, pero yo pregunto. ¿Porqué no pedían documentación original antes de la firma?, ¿porqué no seleccionaron con criterios de solvencia y profesionalidad a los intermediarios financieros con los que trabajaban?. Y ahora pagamos justos por pecadores.

En cuanto a los intermediarios financieros que Echevarri considera útiles y necesarios, dice:

«Aquellos que gestionan sus operaciones con entidades financieras que no tiene presencia en la plaza, incluso a veces que no tratan directamente con particulares. Ahí el intermediario financiero se convierte en una solución para las redes bancarias pequeñas, para los pueblos donde la oferta es escasa, o para aquellas entidades que prefieren trabajar únicamente con agentes libres.

  1. Aquellos que filtran adecuadamente a los clientes. Que tienen claro los criterios de riesgo de las entidades y las características de la operación, derivándola al lugar adecuado. E incluso que son capaces de decir NO. Esta operación NO es viable, y no es buena para ti, incluso si alguien te la da.
  2. Aquellos que ayudan a preparar el expediente del cliente. Detectan de un vistazo los puntos fuertes y débiles de la operación, ordenan la documentación, le indican al cliente aquella que tiene que buscar (justificantes de ingresos no ordinarios, vidas laborales, etc…), y los sistematizan todo de tal modo que facilitan a la entidad financiera la toma de decisiones.
  3. Aquellos que se centran en el negocio financiero y no en la franquicia. Aquellos que son auténticos profesionales jurídico-financiero-económicos, que pueden estar en franquicia o no, pero que en todo caso cuentan con redes de partners que les ayudan a solventar los obstáculos.
  4. Aquellos que cuentan con capital privado, propio o bien de terceros (fondos extranjero, por ejemplo), pero en todo caso, de profesionales, y que son capaces de articular estas operaciones a largo plazo.
  5. Aquellos que recurren menos a la publicidad y más a la explicación clara al cliente de cómo se va a desarrollar la operación.
  6. Aquellos capaces de hacer operaciones de Pymes, o bien que realicen también funciones de asesoramiento en Banca Personal, o los capaces de gestionarte aperturas de cuentas en el extranjero desde las que operar en distintos mercados, etc…
  7. Aquellos cuyos contratos son claros y precisos, y que contienen derechos y obligaciones para ambas partes.
  8. Aquellos que dejan bien claro quién paga sus servicios.
  9. Aquellos, que dada sus experiencia y buen hacer, tienen acceso a numerosas entidades financieras, apoderados, y otras figuras necesarias en el proceso de refinanciación, siendo atendidos de un modo superior al que lo que sería el particular.
  10. Aquellos que establecen vinculaciones fuertes con varias entidades, sabiendo que los volúmenes que ceden hacen que su fuerza de negociación sea superior.»

Coincido también en esta apreciación del «buen broker».

Para terminar el artículo, Echevarri concluye que hay mercado para el intermediario financiero, sin duda, pero para el auténtico profesional.

Esperemos que con esta «limpieza» del mercado de la financiación desaparezcan los chapuceros y farsantes y queden los verdaderamente profesionales en este oficio.

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