Requisitos para firmar una hipoteca en 2021

En pleno 2021 y con las esperanzas puestas en los planes de vacunación masivos, lo cierto es que la contratación de hipotecas parece que no se ha resentido tanto como podría parecer, al menos si comparamos los datos de 2020 con el año anterior. Es más, si todo evoluciona favorablemente, es previsible que los bancos abran un poco más la mano a la hora de conceder hipotecas, por lo menos a aquellos perfiles que puedan acreditar la solvencia suficiente como para hacer frente a las cuotas del crédito. Veamos los puntos claves para firmar una hipoteca en 2021 en adelante.

Solvencia

Para que una entidad bancaria nos vea como clientes solventes y nos apruebe una hipoteca es indispensable cumplir una serie de requisitos que al final, se resumen en lo mismo: capacidad presente y futura de generar ingresos para hacer frente a las cuotas de la hipoteca.

Son los departamentos de riesgos los de los bancos los que, como su nombre indica, evalúan el riesgo financiero de cada operación hipotecaria y le dan el visto bueno o no. Aunque los requisitos y exigencias varían de unas entidades a otras, de lo que al final se trata, tal y como hemos dicho antes, es de «convencer» a la entidad que nuestro perfil financiero es saludable y estable.

Requisitos básicos para firmar una hipoteca

Además de otros requisitos adicionales más específicos, estos son los tres puntos que hay que evaluar antes siquiera de intentar tramitar una hipoteca:

  1. Lo primero que debemos tener claro es que no podemos solicitar con éxito una hipoteca si estamos en algún archivo de morosos, o si debemos dinero a Hacienda, Seguridad Social o al Ayuntamiento. Debemos estar limpios como una patena para pasar ese primer filtro.
  2. Disponer de un buen historial laboral y sobre todo, que nuestra situación laboral actual no se haya visto mermada por la pandemia, o esté claramente recuperada. Si estamos en ERTE o algo similar, no merece la pena perder el tiempo, es mejor esperar momentos mejores.
  3. Que nuestros ingresos, además de los más estables posibles, nos permitan pagar la cuota de la hipoteca cada mes sin que ello supere, como máximo, el 40% de los mismos. En pocas palabras, no ir ahogados con la cuota de la hipoteca, y mucho menos si es a tipo variable, que luego vienen los disgustos. Si no apuramos y la cuota se queda en un 25-30% o menos de nuestros ingresos, nuestra solicitud será estudiada por el banco con más posibilidades de éxito.

Otras maneras de asegurar la operación

Si cumplimos con los requisitos anteriores, nos vamos a encontrar que, en la mayoría de los casos, la tónica general de las entidades bancarias es la de ofrecer hasta el 80% del valor menor de compra o tasación. Esto implica tener ahorros, y no estamos hablando precisamente de un puñado de euros sino de una cantidad bastante elevada. Un 20% del valor de una vivienda es mucho dinero y además, todavía tenemos que añadir otro 10%, aproximadamente, para sufragar los gastos de compraventa. El colectivo preferido de las entidades financieras, los funcionarios, precisan al menos aportar el 10% de los gastos de compraventa, si bien pueden financiar hasta un 100% de tasación (según perfil y vivienda).

Por lo tanto, si contamos con esos ahorros o podemos conseguir ese dinero enajenando alguna propiedad o bien, tenemos mucho ganado para que nos aprueben la hipoteca.

Otra de las fórmulas que gusta mucho a la banca a la hora de conceder una hipoteca, es que el solicitante aporte otra vivienda sin cargas como segunda garantía; es decir, totalmente pagada. Con una doble garantía es posible conseguir hipotecas por el 100% del valor de compra más los gastos; eso sí, hay que saber negociar con el banco ya que en principio, no están muy por la labor a fecha de hoy.

También existe la posibilidad de aportar un avalista para aumentar las probabilidades de éxito de firmar una hipoteca, pero es una opción con mucho riesgo para el mismo, ya que en el caso de que el deudor principal deje de pagar las cuotas, el avalista responderá con todos sus bienes, los que tenga en ese momento y los que tenga en el futuro.

O esperar a que la situación mejore…

En definitiva, la palabra clave es «solvencia»: si la tenemos y somos capaces de demostrarla, lo cierto es que las hipotecas están más baratas que nunca y puede ser un buen momento para buscar una con buenas condiciones. Si por desgracia estamos padeciendo los efectos de pandemia y no disponemos de estabilidad laboral, no nos queda otra que esperar que la tormenta amaine, conseguir esa deseada estabilidad laboral y con ella, intentar firmar una hipoteca en un momento más propicio.

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