La reforma laboral de febrero de 2012: no me gusta

La reforma laboral (ver en BOE el Real Decreto-ley 3/2012)que acaba de llevar a cabo el Gobierno de Mariano Rajoy cercena de forma muy profunda algunos de los derechos de los trabajadores del sector privado y los empleados laborales del sector público. Entre ellos:
De una indemnización por despido improcedente de 45 días por año trabajado y un tope de 42 mensualidades, se pasa a una de 33 días con un límite de 24 mensualidades. Pero en realidad es peor, ya que al incluir como motivo de despido procedente tener 3 trimestres de pérdidas o de disminución de ventas, en realidad se generaliza el despido por 20 días por año trabajado y un máximo de 12 mensualidades.
Las bajas médicas por enfermedad común de menos de 20 días computan como absentismo y son motivo de despido procedente si se tienen más de 9 en un periodo de dos meses, en general. A mi me parece un cambio dramático (ya no se considera el nivel de absentismo general de la empresa para que opere este motivo de despido).
Los sindicatos pierden mucho poder, tanto por la eliminación de la renovación automática de los convenios colectivos a los dos años, como por la prevalencia de los convenios de empresa sobre los superiores o la posibilidad de descuelgue de las empresas en dificultades, entre otras novedades. Los cambios que tratan de equilibrar la influencia de los burócratas sindicales frente a los delegados sindicales en la empresa (trabajadores que representan al sindicato) me parece bien, pero algunos de los cambios legislados van a reducir la capacidad de negociación de los empleados en detrimento de sus derechos.
Y la medida estrella que realmente modernizaría nuestro mercado laboral, el modelo austriaco, se deja en el tintero, al igual que hizo Zapatero en su última reforma laboral. Este modelo consiste en crear un fondo de capitalización individual (que iría pagando el empresario y, tal vez,  también cada trabajador) que podría hacerse efectivo por el trabajador para los casos de despido, así como para completar su formación, en supuestos de movilidad geográfica o, en último término, en el momento de su jubilación. Este modelo dotaría a nuestro mercado de trabajo de una mayor estabilidad en el empleo y una más sana movilidad laboral.
A los que deseen profundizar en los efectos de la nueva reforma laboral y mi opinión al respecto os dejo los siguientes enlaces:
  1. Encuentro digital en los medios de Editorial Prensa Ibérica sobre la reforma.
  2. Una dura reforma laboral en Euribor Blog.
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