Crisis europea, ¿crisis española?

Me encantaría poder empezar a escribir sobre la recuperación económica y dejar de utilizar la etiqueta ‘crisis‘ para tantas entradas de este blog.
Es cierto que un economista parece tener más razón si se pone en plan negativo que si, al contrario, comunica esperanza y optimismos. Sin embargo, ser optimista no significa ser un iluso. Yo siempre creo que las cosas mejorarán, pero veo también lo que va mal y los peligros que amenazan cualquier escenario positivo. Un optimista patológico es, sinceramente, una persona que no tiene en cuenta toda la información a su disposición y prefiere tener ilusiones a hacer proyecciones basadas en el sentido común. Este tipo de optimismo no es optimismo, es ignorancia.
Dicho esto, tampoco ser pesimista es síntoma de inteligencia: tan tonto es el iluso como el depresivo (económico).
Podemos perdernos en datos macroeconómicos, en proyecciones del FMI o del Banco de España, o de los mejores analistas y que más aciertan. Pero lo que realmente nos da una información tangible es nuestro día a día y las conclusiones del sentido común formado e informado. La semana pasada debatí con el profesor de la UIB Antonio Alcover y el experto en empresas Miquel Monserrat, en IB3 Ràdio, sobre las palabras de Draghi del BCE que decía que la economía europea enfrenta un crecimiento débil, frágil y desigual. Las diferentes opiniones que tenemos los economistas se refleja claramente en la tertulia:
En una hora volveré a debatir con estos expertos y amigos, charla que incrustaré posteriormente es este artículo de opinión. Sin embargo, ya puedo adelantar algunas de mis opiniones: los peligros para la economía europea se están haciendo reales y el crecimiento de España, pese a salirse de la atonía de sus socios europeos, no va a ser suficiente para crear empleo ni percibo que el crecimiento patrio sea sólido y sano, con lo que no beneficiará al español medio en muchos años. No estamos en un momento en que se cuestione la superveniencia del euro, desde luego, pero tampoco hay muchos economistas que se atrevan a afirmar que Europa ha salido de la crisis económica. Como expliqué en la siguiente presentación, España está saliendo de la crisis si de crecimiento económico hablamos (en el segundo trimestre de este año estamos creciendo al 0,6% del PIB):

Sin embargo, este crecimiento no genera empleo de una forma suficientemente intensa, además de generarse un empleo de sueldos bajos y poca estabilidad laboral. Además nuestros socios acaban de pinchar en sus previsiones de crecimiento:

Alemania e Italia decrecen en términos trimestrales un 0,2% del PIB. Francia se queda estancada y en crecimiento nulo, dejando una media de crecimiento del 0,2% del PIB de todos los países de la UE y del 0% en la Zona euro.

Por otro lado, resulta que España acaba de superar el billón de euros de deuda pública, lo que nos sitúa ya cerca del 100% del PIB en deuda, que acabaremos pagando toso los españoles, diga lo que diga Podemos y su exuberante e irracional auditoria de la deuda. Si este endeudamiento es términos relativos y absolutos es ya de por sí muy preocupante, que no se haya frenado su crecimiento es alarmante:

  • El Estado Central tiene un endeudamiento de 999.909 millones de euros, con un crecimiento anual del 11,27%. Has leído bien, por mucha austeridad y recortes que nos anuncien, el Estado se ha seguido endeudando.
  • Las CC.AA. aún lo hacen peor, con un endeudamiento de 225.740 millones que ha crecido a un ritmo anual del 16,3%.

Toda esta creciente deuda la acabaremos pagando, con los efectos adversos en el crecimiento futuro.

Además tenemos el peligro de la deflación, que al final puede provocar decrecimiento económico si los consumidores postergan decisiones de compra, el endeudamiento privado (que en el caso de las familias hipotecadas podría ser una fuente de turbulencias cuando los tipos de interés vuelvan a subir), la no tan buena salud de las entidades financieras (el último escándalo el BES portugués) o la inestabilidad geopolítica (Ucrania, Gaza, Irak…).

¿Estamos ante el fin de la crisis económica en Europa?

Lo debatiré en breve con mis colegas, pero ya os adelanto mi opinión: me temo que no.

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