Necesito dinero rápido ¿qué me conviene?

Según la información que las entidades de crédito comunican al Banco de España, los tipos de interés de los créditos al consumo con plazos de entre 1 y 5 años no han bajado del 9% durante este año, situándose en promedio en el 9,57% el tipo de interés ofrecido a los 743 millones de euros concedidos a las familias en septiembre de 2015, último dato que ofrece el supervisor.
Por tanto, ya tenemos una buena orientación para buscar un crédito o préstamo personal al consumo: si el tipo de interés TAE está por debajo del 9,57%, contratamos financiación al consumo más barata que la media y si está por encima, la financiación nos sale más cara.

Las entidades de crédito más activas en el “crédito rápido” al consumo ofrecen, para determinadas cantidades, plazos y finalidades, tipos similares o incluso más barato que el banco en el que tenemos la nómina. Si queremos financiar la reforma del hogar, por ejemplo, podemos obtener 15.000 euros pagando un 6,86% TAE, con ofertas reales en estos momentos.
Estas entidades especializadas en el crédito al consumo no abren cuenta corriente al cliente, sino que domicilian en su cuenta actual los recibos mensuales. Cuando la necesidad de financiación es urgente y la finalidad básica es conseguir liquidez, las cosas cambian. Para 1.000 euros a devolver en 12 meses, el tipo TAE pasa a ser del 24,51%, coste de financiación de una tarjeta de crédito. La diferencia con el dinero inmediato del crédito disponible en tarjeta es relevante: con el crédito rápido se asume un compromiso de pago en un plazo dado, con la tarjeta, no. Veamos las consecuencias:
Necesitamos 1.000 euros para hacer frente a unos gastos imprevistos, por ejemplo cambiar la caldera que se nos ha roto definitivamente. En la época en que estamos no es momento de perder tiempo y nuestro banco nos pone pegas para un préstamo personal. Solicitamos estos 1.000 euros a una entidad de crédito “rápido” y nos lo conceden, a devolver en 26 meses. La cuota mensual resulta ser de 49,90 euros, lo que supone acabar pagando 1.297 euros al final del crédito (un tipo de interés TAE del 24,51%).
Si tenemos una tarjeta de crédito con disponible suficiente, podemos decidir pagar los gastos con la tarjeta. Para que nos sea cómodo ir devolviendo el dinero, decidimos establecer una cuota al mes de 20,08 euros (mínimo que nos permite el banco). Tomando el tipo de interés nominal del 24% de una tarjeta de crédito sin cambiar de banco actual, resulta que estos 20 euros suponen amortizar la deuda en 280 meses, más de 23 años. Ha leído bien el lector, 23 años para devolver la deuda de 1.000 euros de la tarjeta de crédito. El importe total pagado acaba siendo de 5.600 euros.
¿La conclusión es que el banco de la tarjeta de crédito nos ha engañado? En absoluto, como mucho podemos quejarnos de que un 24% nominal es un interés muy elevado, pero es la alternativa de financiación rápida que hemos seleccionado. El grave problema es no entender cómo funciona la amortización de la deuda. Si pagamos solo 20,08 euros al mes, resulta que el primer año las cuotas mensuales iniciales se desglosan de la siguiente manera:
  • 20 euros de intereses.
  • 0,08 euros de amortización (el importe de lo que amortizamos al mes de los 1.000 euros solicitados).
Pagamos, por tanto, prácticamente solo los intereses, en los primeros años. Nos engaña el no entender el sistema de amortización de cuota constante o sistema francés. Para evitar este desatino financiero, hay que calcular la cuota razonable para devolver la deuda de la tarjeta de crédito. Pongamos que queremos devolver los 1.000 euros al banco en un año. Usando simuladores como los del Banco de España, supone pagar una cuota mensual de tarjeta de unos 95 euros. Con esta cuota, tenemos cancelada la deuda en un año y habremos pagado 1.134 euros en total, algo mucho más razonable para financiar una caldera.
Podemos considera que los intereses de tarjeta de crédito son elevados, pero de momento ninguna Ley ha dicho que no sean legales. Lo fundamental para evitar ruinas financieras, en todo caso, es saber la cuota mínima que supone devolver la deuda en un tiempo razonable.
Hay otra vía de financiación mucho más cara y cuya legalidad se mueve en terrenos con multitud de lagunas: los minicréditos, pequeñas cantidades que básicamente se usan para llegar a fin de mes en un momento dado, con plazos de devolución máximos que no suelen superar los 30 días. Este dinero lo ofrecen empresas privadas, no supervisadas por el Banco de España, sino por las autoridades de Consumo de las  Comunidades Autónomas. Su utilidad podría tener que ver con evitar que el banco nos devuelva un recibo importante y su coste, el de una especie de “descubierto” concedido por una empresa privada.
Veamos un ejemplo real:
Pedimos 300 euros a devolver en 30 días. Esta financiación nos cuesta una comisión de 72 euros. Podría parecer razonable, a fin de cuentas son “solo” 72 euros de coste. Veamos el tipo de interés TAE de esta operación: 1.221,4%. Ha leído bien, más de un 1.000% anual.
Definitivamente, los minicréditos no son un instrumento de financiación interesante salvo casos muy excepcionales, por su coste y plazo tan corto de devolución.
A modo de conclusión, varias reflexiones:
La mejor forma de no necesitar dinero de forma perentoria es tener en presupuesto anual y mensual de ingresos y gastos, para acomodar las entradas y salidas de dinero familiar. Un presupuesto dinámico que hay que intentar seguir día a día. Gastos imprevistos, como el de la caldera, y plurimensuales, como los seguros de hogar, deben presupuestarse por una cantidad determinada y repartirse por meses. Esta cantidad es el ahorro mínimo que cada mes tenemos que luchar por conseguir.
Si pese al presupuesto, necesitamos financiación, deberíamos tenerlo en cuenta y planificarlo con tiempo, ya que los préstamos personales suelen ser las herramientas de financiación más baratas, pero requieren de tiempo para comparar los mejores del momento y gestionar su concesión.
Si surge un gasto imprevisto urgente y no nos queda más remedios que asumir tipos de interés superiores al 20%, como algunos créditos rápidos y tarjetas de crédito, hay que planificar su devolución en el periodo de tiempo mínimo posible. Entender cómo funciona el sistema de amortización es vital para no endeudarnos a plazos eternos.
Dinero rápido no significa dinero a cualquier precio, no lo olvidemos.
Artículo publicado en El País.
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