Razones que explican el auge y las críticas de los créditos rápidos

Los créditos rápidos siguen abriéndose paso como nueva vía de financiación. Esa es la conclusión a la que se puede llegar tras comprobar que los portales web dedicados a este tipo de préstamo crecen y se diversifican en Internet. Y lo hacen a pesar de que existen voces contrarias a su funcionamiento. ¿Cuáles son las posiciones enfrentadas? ¿Qué los hace tan atractivos? Estas son algunas preguntas que trataremos de resolver en las siguientes líneas.

Posturas enfrentadas sobre los créditos online

Como ocurre con todo lo que supone un gran cambio con una situación precedente, se genera un debate sobre su idoneidad. En este caso, no faltan las voces críticas a los préstamos rápidos. Por ejemplo, Google, que decidió recientemente no ceder espacio publicitario a este tipo de páginas web. Y por el otro, el Tribunal Supremo de España, que quiere poner techo a las TAE que libremente establecen los prestamistas.
Pero por otro lado, el crecimiento y auge de esta vía de financiación está lejos de ser insensible e irrespetuosa con el derecho de los consumidores. Así lo demuestra la creación de una organización sectorial, Aemip (Asociación Española de Micropréstamos), una asociación «comprometida con la financiación responsable» y que tiene como objetivo establecer un «código de buenas prácticas para la concesión de micropréstamos», según puede leerse en su página web oficial. Las empresas asociadas muestran el sello de esta asociación como garantía de transparencia y responsabilidad ante sus clientes.

¿Qué los hace tan atractivos? ¿Cuáles son sus desventajas?

Para entender mejor una y otra postura es conveniente poner el foco en las ventajas y los inconvenientes de los créditos rápidos. En el plano de las ventajas, una característica que los hace muy atractivos es la facilidad, tanto a la hora de solicitarlos como de conseguirlos. Su solicitud es sencilla porque se puede hacer íntegramente online, sin desplazamientos, con un ordenador o un dispositivo móvil con conexión a Internet. Y conseguirlos también es una tarea fácil porque los requisitos que se exigen son más blandos que los que establece una entidad bancaria: no hace falta presentar una nómina indefinida, no hace falta presentar avales, etc.
Además, el otro gran factor está presente en su propio nombre: la rapidez. Con software informatizado para el procesamiento y comprobación de los datos suministrados, el ‘Sí’ del prestamista y el dinero solicitado pueden llegar en apenas 10 ó 15 minutos, lo que sirve para que muchos usuarios recurran a ellos en situaciones de urgencia.
La desventaja es evidente: son más caros. Se trata de una situación lógica porque el prestamista debe asumir más riesgos y se compromete a proporcionar el dinero del crédito en un tiempo muy breve. Y ello, por tanto, debe trasladarse a los gastos de gestión.
Por todo ello, se puede decir que el sector de la financiación se enfrenta a un escenario nuevo. Mientras este tipo de créditos son vistos con recelo por sus críticos, el auge y proliferación de estos sitios web invita a pensar que gran parte de la ciudadanía los ha aceptado tal como son, con sus ventajas e inconvenientes. Y como sucede a menudo, la sociedad va por delante de gobiernos y juristas que, por cierto, ya proporcionaron un marco normativo que ratifica la legalidad de esta vía de financiación: la Ley 22/2007 y la Ley 16/2011, sobre la comercialización de servicios financieros a distancia y sobre contratos de crédito al consumo.
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