Reacciones a la subida del impuesto turístico en Baleares
El gobierno Balear, liderado por Marga Prohens (PP), ha anunciado una serie de medidas para combatir la masificación turística. Entre estas medidas se incluyen una subida del impuesto turístico en las Baleares durante los meses de verano. Como era de esperar, no han tardado en surgir las críticas del sector. ¿Está justificado este aumento del impuesto turístico en Baleares? ¿Tienen fundamento suficiente las críticas que se han planteado? Veámoslo.
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Réplica al subida del impuesto turístico en Baleares
El lobby hotelero ha respondido con dos puntos clave. En primer lugar, la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca (FEHM) y otros hoteleros argumentan que este aumento del impuesto turístico en Baleares castiga a los hospedadores legales ya que la oferta ilegal se escapa de pagarlo.
En segundo lugar, el señor Gabriel Escarrer, presidente de Melia Hotels International, ha afirmado que el impuesto turístico no ha tenido un efecto disuasorio de la demanda. Con esta declaración, Escarrer sugiere que el subida del impuesto turístico en Baleares no contribuirá a reducir la masificación ni la demanda. Si esto es así, ¡subámoslo! ¿No? ¡Subámoslo y mucho! Así tendremos fondos infinitos para educación o sanidad.
Desmontando el argumento del castigo del impuesto
A medida que un impuesto aumenta, también crece la recompensa de evadirlo sin ser detectado, lo cual incentiva buscar fórmulas para eludirlo. Este concepto básico se enseña en los primeros cursos de los grados de Economía o Administración de Empresas.
Es evidente que los impuestos son pagados por negocios y profesionales que cumplen con la ley, mientras que los defraudadores exitosos se libran de esta responsabilidad. El IRPF lo pagan los asalariados, pero no quienes trabajan sin contrato. El IVA lo abonan los autónomos que facturan sus servicios, pero no aquellos que cobran en efectivo sin emitir factura. Los aranceles son costeados por los negocios que operan de forma lícita, no por los contrabandistas.
Si el argumento para no incrementar el impuesto turístico en Baleares es que recae sobre los alojamientos legales, deberíamos entonces suprimir todos los impuestos, ya que en todos los casos los que cumplen con la ley asumen la carga mientras que los infractores la eluden.
Desmontando el argumento del efecto disuasorio
“Make tourism expensive again!”es un lema que resume bien una estrategia eficaz: regular la demanda a través del precio. Hace algunos años, en una entrevista, un ministro de turismo suizo señaló que Suiza no enfrenta graves problemas de masificación turística precisamente porque es un destino caro. Estas dos ideas ponen de manifiesto que el mejor regulador de la demanda es el precio.
Entonces, ¿por qué el impuesto turístico no ha tenido un efecto disuasorio en la demanda de las Islas Baleares? La respuesta radica en el contexto. Baleares presenta una de las demandas turísticas más consolidadas de Europa, equiparable a destinos icónicos como Venecia o París. Sin embargo, presentan uno de los impuestos turísticos más bajos de la zona euro.
El impuesto más alto se aplica a los alojamientos más lujosos y asciende de 4€ por persona y día, mientras que el más bajo es de 1€, aplicable en hostales, pensiones o campings. Un cliente dispuesto a pagar 1.000€ por noche en un hotel de lujo difícilmente se verá disuadido por un recargo de 4€. De hecho, incluso el precio medio de un hotel en Baleares ronda 200€, por lo que añadir 2€ por noche tiene un impacto insignificante sobre la demanda.
En definitiva, un impuesto turístico tan bajo es absorbido fácilmente por lo demanda. Es por eso que el actual impuesto turístico nos deja la sensación de que, legos de disuadir la demanda, solo ha servido para recaudar. Por lo tanto, si el objetivo era desincentivar la demanda turística, el gobierno se quedó corto implantando un impuesto tan bajo.
Alineando el impuesto turístico en Baleares con la calidad
Las réplicas de la FEHM y del señor Escarrer, en realidad, respaldan la necesidad del subida del impuesto turístico en Baleares. Por un lado, la administración tendrá más fondos para inspeccionar y perseguir la oferta turística ilegal. Esto le beneficiaría tanto a la oferta legal como a los residentes que sufren la congestión. Por otro lado, incrementar el impuesto turístico va en línea con el objetivo a largo plazo de Baleares: priorizar la calidad antes que la cantidad en su modelo turístico.
Otro principio clásico en economía es que el impuesto no se carga necesariamente sobre quien dice la ley, sino sobre la parte menos flexible del mercado. Si un hotel compite en calidad y mi cliente está dispuesto a pagar 10€ o 15€ adicionales por el servicio ofrecido, significa que el valor percibido es igual o superior al precio pagado. En estos casos, el hotelero podría trasladar el subida del impuesto turístico al precio final ya que el cliente seguiría dispuesto a pagarlo porqué la experiencia lo justifica.
Por el contrario, si el hotel busca competir en precio, deberá sacrificar márgenes y toda inversión en calidad para ofrecer la opción más barata del mercado. El impuesto turístico puede tener efectos adversos en este modelo de negocio. Si se traslada el incremento del impuesto turístico al precio final, el cliente puede percibir que el servicio no está a la altura del precio. En este caso, el turista probablemente buscará otras alternativas o destinos.
Por ejemplo, supongamos que el precio de una noche de hotel es de 100€ por persona. Si el nuevo impuesto turístico asciende a 10€ por noche, el cliente podría no estar dispuesto a pagar un total de 110€. En ese caso, el hotel tendría que reducir el precio base a 90€, sacrificando así márgenes y beneficios para mantener la competitividad.
Incertidumbres de la subida del impuesto turístico en Baleares
El incremento del impuesto turístico no es irrefutablemente positivo. Su éxito dependerá tanto de su finalidad como efectividad en mejorar la vida de los residentes. Si realmente queremos priorizar la calidad sobre la cantidad, ¿tiene sentido que los alojamientos de mayor calidad cobren un impuesto turístico mayor que los de menor calidad?
Si se disponen de más fondos, se podrían destinar a inspeccionar y perseguir la oferta ilegal, beneficiando a hospedadores honrados y a residentes. Sin embargo, es importante considerar el perfil del turista repetidor. ¿Cómo reaccionará un turista habitual si se le incrementa el impuesto turístico, pero no observa carreteras menos congestionadas, o sigue habiendo playas cerradas por derrames de aguas residuales?
El posible impacto sobre los alojamientos que compiten en precio, en lugar de calidad, parece indicar que la subida del impuesto turístico en Baleares es acertada. Los establecimientos cuyos beneficios se vean afectados tendrán que optar por dos alternativas: invertir en mejorar la calidad o abandonar la actividad. En ambos escenarios, se elimina la oferta de baja calidad, ya sea reconvirtiéndola o transfiriendo los activos a otros gestores más comprometidos con la calidad.
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