Los crédito hipotecario «subprime» o de alto riesgo son aquellos que se conceden a una persona sin pedirle garantías ni avales, es decir, sin cumplir los estándares mínimos de calidad crediticia.

El prestatario tiene unas condiciones fuera de lo que una entidad bancaria normal aceptaría, ya sea porque no tiene una estabilidad laboral o porque cuentan con unos ingresos mínimos sin poseer siquiera una nómina. Además cuentan con una tasa de interés más alta de la habitual ofrecida por el banco o entidad financiera y un límite más bajo de préstamo.

Las entidades financieras estadounidenses que conceden este tipo de créditos de alto riesgo suelen dividir la deuda y venderla a inversores y a bancos, que son los que ahora están pagando esta crisis, después de que a varias de esas compañías se les haya suspendido la cotización al anunciar que tenían graves problemas para afrontar sus deudas. Después ha venido la hecatombe cuando unas cuantas se han declarado en bancarrota. Entre las más importantes, la financiera New Century Financial, especializada en los créditos de alto riesgo, HomeBanc -que lo hizo el viernes- o el décimo banco hipotecario estadounidense American Home Mortgage (AHM). De igual modo, ha afectado al banco Bear Stearms, con el cierre de dos de sus fondos de inversión libres o «hedge funds», por especular con esa deuda.

El mercado hipotecario de alto riesgo denominado «subprime» es sólo característico de Estados Unidos, sin que existan mercados similares en otro países, y en concreto, en la zona euro». Ese es el mensaje tranquilizador que han ido transmitiendo hasta ahora todos los analistas y organismos a través de los datos e informes que han publicado sobre el sector.

A pesar de que la crisis hipotecaria americana se circunscribe al modelo de intermediarios de alto riesgo, las posibilidades de contagio a este lado del Atlántico a través de los créditos hipotecarios son «prácticamente nulas», puesto que los niveles de solvencia de los bancos españoles son muy altos -posiblemente los mayores de Europa- y porque el ratio medio de morosidad en nuestro país se situó a finales de 2006 en el 0,46%, mientras que en EE.UU. se eleva al 13,33% en los créditos de alto riesgo. Según los analistas, el impacto que puede tener en España es «reducido». Sólo unas futuras subidas de tipos por parte del Banco Central Europeo (BCE) pueden influir en el recorrido del Euribor y, por tanto, en la economía de las familias españolas a través de las hipotecas.

El paro, el mayor peligro

Y más aún, por la cultura de propiedad sobre las casas que existe en nuestro país, los españoles sólo dejaríamos de pagar nuestras hipotecas en el caso de que el paro creciera de forma alarmante.
No obstante, desde el Banco de España se ha remarcado durante las últimas semanas que cualquier «paralelismo» de la mala situación que vive el sector inmobiliario estadounidense con el mercado español es «absolutamente infundado» por la «bajísima» tasa de morosidad y su sobre cobertura, que es «muchísimo mayor» que la europea o la norteamericana.
Sin embargo, advierte de que el Euribor a doce meses -el indicador al que están referenciadas la mayoría de las hipotecas- es especialmente sensible para el bolsillo de los españoles, puesto que tres de cada cuatro hipotecas son de tipo variable. El Euribor ha escalado en dos días al 4,63%, su punto más alto en los seis últimos años. De este modo, se podría encarecer entre 80 y 100 euros la cuota mensual de una hipoteca para aquellos que revisen sus créditos a finales del mes de agosto.
El director gerente del Fondo Monetario Internacional, Rodrigo Rato, o el mismo presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, se han encargado en las últimas semanas de rechazar una implicación directa de la crisis hipotecaria de Estados Unidos en España, aunque sí han destacado una «indirecta» en la medida en que puede suscitar conciencia, tanto en los que prestan como en los que reciben los créditos, ante un aumento de la exposición de las familias al riesgo hipotecario