Cómo facilitar el acceso a la vivienda en Baleares
El difícil acceso a la vivienda es carne de conflicto para muchos de los ciudadanos, sobre todo el de los jóvenes. Y cuando hablamos de difícil acceso a la vivienda en Baleares automática e instintivamente dirigimos nuestras miradas hacia el Gobierno (nacional o autonómico). ¡No puedo comprar una casa! ¡Gobierno, haz algo! Sin embargo, en todos los debates y conversaciones nunca, a ojos de este redactor, se ha atacado el conflicto desde todas las disciplinas que la involucran: derecho, humanismo, sociología y economía.
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El derecho del acceso a una vivienda digna
El derecho a una vivienda digna y la dificultad del acceso a la vivienda es uno de los principales argumentos que alimentan el conflicto. Este es un derecho tipificado por leyes de diferentes marcos reguladores. Por un lado, el artículo 25 de los Derechos Humanos (DH) expresa que todos tenemos derecho a un nivel de vida adecuado, vivienda incluida. Además, el artículo 17 de los DH te da derecho a la propiedad sin que nadie te la pueda privar de forma arbitraria. Por otro lado, el artículo 47 de la Constitución Española (CE) también expone que todos los españoles tienen derecho a una vivienda digna.
Entonces, parece ser que privar el acceso a una vivienda vulnera los DH y el artículo 47 de la CE. Pero, ¿y si el acceso a la vivienda en Baleares es privado por un mecanismo de precios de mercado? Escuche, ciudadano Balear, nadie te está privando arbitrariamente de comprar una casa o alquilarla. Simplemente es que no puedes pagarla.
El humanismo tras el derecho a la vivienda
Una de la causa del precio de la vivienda en Baleares deriva de una alta demanda de vivienda procedente de países con rentas más altas que las rentas de los españoles. Entonces, la pregunta es la siguiente. ¿Tengo yo más derecho a comprar una vivienda en Baleares simplemente porqué he nacido en Baleares?
Imaginemos que el azar del nacimiento le hubiera colocado a usted, lector, en Siberia. Imagine que un día hace un viaje por el mediterráneo, concretamente en Baleares y observa la naturaleza, encuentras una playa o cala en cada rincón de la isla, ves el clima que te permite sentarte en una terraza al salir de trabajar para tomar algo con tus amigos… Muy probablemente te entrará el siguiente deseo. Yo también quiero vivir aquí. Voy a vender mi casa en Siberia, y con lo que saque y lo que tengo ahorrado buscaré una casa en Baleares.
Este razonamiento es el que hacen muchas personas de países del norte de Europa como Irlanda, Dinamarca, Holanda o Alemania. Entonces, ¿podemos impedir por ley que esta gente persiga y cumpla sus deseos, cuando estos van dirigidos al derecho humano de vivir mejor?
El artículo 13 de los DH expone que toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado. Y, como ya sabemos, este derecho es magnificado en la Unión Europea en todo su territorio.
Factores sociológicos del difícil acceso a la vivienda en Baleares
En el planeta, la gran mayoría de recursos son finitos, y en una isla muy limitados. Por este motivo, no debemos desear que 1 joven pueda emanciparse en una casa con 3 habitaciones y 2 baños. Es decir, facilitar que una persona viva en una casa con capacidad para 3 o más personas no es eficiente ni desde un punto de vista ecológico ni económico.
No muchos años atrás, nuestros padres fueron capaces de entrar en una casa alrededor los 25 años o antes. Cierto. Pero seguramente nuestros padres a los 25 años ya llevaban 10 años trabajando. Además, era común que nuestros padres entraban en una casa ya con su pareja e incluso ya casados. Ahora estamos muchos más años escolarizados, lo cual es bueno. Pero no deberíamos pretender que los jóvenes terminen la carrera y entre los 23 y 28 años de edad se compren una casa, y si puede ser, sumarle una boda, una luna de miel y el primer hijo. Nunca en la historia ha sido esto tan fácil ni tan inmediato para una persona media.
Es más, desde la disciplina de las finanzas personales es muy poco recomendable entrar en una hipoteca con pocos años de experiencia laboral. Por un lado, seguramente es nuestro primer trabajo y, si la empresa quiebra, no tenemos ni currículum ni experiencia laboral suficiente para encontrar otro buen trabajo de forma rápida mientras seguimos pagando las cuotas hipotecarias.
La economía y el acceso a la vivienda de Baleares
En todos los debates sobre el acceso a la vivienda ponemos el foco en el Gobierno. Percibimos al Gobierno como a un ser divino con la capacidad de bajar a la Tierra y ofrecernos la salvación. Los de una idea política le rezarán (pedirán) que por favor limiten el precio de la vivienda y de los alquileres por ley. Los de otro bando ideológico le rezarán que baje los impuestos en los salarios, en las rentas de los arrendadores, o permitir construir más casas.
¿Qué puede hacer el Gobierno?
A priori, nada, y la historia nos lo confirma. Vayámonos a Nueva York o Londres a finales del siglo XIX. Toda movilidad humana consistía en carros traccionados por caballos. El problema era que la presencia de tantos caballos dejaba un gran volumen de estiércol en las calles que retaba incluso a los sistemas inmunológicos de los humanos más fuertes y sanos. Obviamente, los ciudadanos miraban al Gobierno para que hiciera algo, pero no se puede prohibir por ley que los animales defequen.
¿Y cómo solucionó el Gobierno ese problema de mierda (permítanme la obscenidad)? No lo hizo. No pudo hacer absolutamente nada. Sin embargo, de repente y como caído del cielo, ese problema se solucionó a principios del siglo XX con la llegada del coche. Fue la innovación (empresarial), salida de gente con un alto nivel de conocimiento en ingeniería, la que solucionó ese problema. La salvación divina no la trajo el Gobierno (solo), sino la misma gente, la formada y emprendedora, junto con la colaboración del sector público.
¿Cómo hacer la vivienda accesible?
Los Baleares lo tenemos difícil competir con los extranjeros que, con salarios superiores, son capaces de pagar precios más altos. ¿Solución? Subir los salarios de los Baleares para equipararlos a los países más ricos de Europa. Aquí sí que el Gobierno puede influir. Las Baleares tienen un motor económico de primer nivel en el mundo. Sin embargo, sostener el modelo turístico a lo largo de las generaciones sin comprometer el medio ambiente y el bienestar de la población requiere de personal cualificado y formado. Y, como hemos podido ver en el último informe PISA, aquí el Gobierno falla.
La educación y la educación superior no consiguen que nuestros jóvenes sean más competentes, más productivos y más preparados para los retos presentes y futuros. Lo vimos con los informes PISA y lo vemos en el hecho de que cada vez es más difícil encontrar personal cualificado. Esta ineficacia condiciona pues la capacidad de los jóvenes para alcanzar ese bienestar deseado. Por lo tanto, si este es el problema principal, el remedio no está desgraciadamente en las manos de los jóvenes. Ellos y ellas conocen la importancia de formarse y depositan su confianza en el sistema e instituciones educativas.
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