Momentos difíciles en España: similitudes con la crisis argentina
Estamos atendiendo a momentos difíciles, esto nadie lo puede negar, y si no preguntarle a los miles que han perdido su casa, su piso, su hogar; o a otros tantos que han perdido el trabajo y además han agotado su paro, que como plazo máximo es de dos años (llevamos, de crisis, más de tres).
Lo que considero inaceptable es hacer fiel copia de lo errores que otros países ya han cometido. ¿No sirve de nada estar en un mundo tan interconectado con la tecnología actual?
En la Argentina de los años 60 y 70, esta última, década en la que nací, se vivieron tiempos difíciles de golpes de estado y dictaduras, como seguramente un español recuerda haber vivido más de cuatro décadas acá en España.
A partir de los años 80 y 90 se vivieron épocas de auge económico, en las que recuerdo haber vivido una infancia y una juventud muy placentera. Fiel copia de los casi últimos veinte años de España.
Durante estos años los gobiernos argentinos hicieron vida de padres irresponsables, darles todo lo que podían a sus hijos, incluso como gobiernos corruptos que son los latinoamericanos, aún más, llevarse a sus bolsillos fortunas impensables.
Pero como en toda economía y como bien enseña la contabilidad, el Activo no puede ser más chico o menor que el Pasivo. Para que lo comprendamos, lo que sale no puede ser mayor a lo que entra, lo que se gasta no puede ser mayor a lo que se ingresa. Un buen padre de familia, frase que utiliza en muchas ocasiones la legislación para referirse al buen actuar de una persona, no puede ganar 1000 euros y gastar 1500 euros. Es imposible, es insostenible.
Los gobiernos latinoamericanos, como los de acá y como los de todo el mundo, tienen muchas potestades, como la de emitir dinero sin respaldo para poder hacer frente a los repetidos déficit, algo que muy bien acá en Europa se abolió gracias a un bloque económico, la Comunidad Económica Europea, que entre sus normas primeras prohíbe financiarse de esa manera.
Esto señores, para quién no lo sepa, es una de las principales causas de la inflación, o hiperinflación como bien conocemos por allá. Cuando acá os veo muy preocupados por una inflación del 4 o 5% anual, allá tenemos que ver como sobrevivir día a día con inflaciones mensuales de entre 20 y 40%.
Pero acá viene lo anecdótico, por los años 90, y después de haber cambiado un par de veces de moneda, llegaron a la gran conclusión de que no se podía seguir financiando déficit de esa manera y comenzaron a hacerlo de otra brillante manera: endeudándose en montos absurdos, irreales, increíbles; y ya no sólo a nivel país, sino a nivel provincias e incluso a nivel municipal. Un intendente (alcalde en España), tenía la potestad de comunicarse vía telefónica con un banco extranjero, de EEUU o de Japón, y pedir crédito sin límite y sin control ninguno. Hoy en día para que os hagáis una idea, Argentina no pueden pagar ni los intereses de esa enorme bola de nieve que se llama deuda externa.
La frutilla del postre: el gobierno español, al no poder hacer frente a semejante crisis esta planteándose pedir dinero a terceros países. Endeudarse para poder hacer frente a los gastos generados y que se siguen generando sin medida. Esto está entre sus atribuciones, lo que no puedes ser posible, es que se siga viviendo, por encima de las posibilidades y que sin haber perspectivas de recuperación ahora decidan hacernos endeudar como país para muchas décadas adelante.
A diferencia de una familia cuando se hipoteca, que tiene la esperanza de pagar una deuda para luego ser completa dueña de su hogar, en éste caso una élite de señores de traje deciden endeudarnos por años y años para hacer frente a gastos corrientes.
¿Hasta cuándo?
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