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Tal vez mejor sería haber titulado la entrada «resumen de la crisis padecida por los ciudadanos por el abandono masivo del puesto de trabajo de los controladores aéreos«, pero suena demasiado largo.

En este blog hemos hecho un seguimiento bastante intenso de la grave situación causada por la prepotencia e ignorancia de gran parte de los miembros de este colectivo tan peculiar. Digo prepotencia e ignorancia no porque protesten para defender sus derechos laborales, sino por hacerlo de forma ilegal y en el peor momento posible, además de darle al Gobierno todas las razones para destrozarles, encima arengados por la gran mayoría de ciudadanos.

Hago constar en acta que el que suscribe estos comentarios no es neutral al tema, ya que a mi me dejaron en tierra en El Prat durmiendo codo con codo con una pandilla de jóvenes roncadores profesionales en una butaca de bar. Pero comparado con los problemas graves que causaron a otras personas, lo mío casi puede definirse como una aventura de periodista aficionado.

La enfermedad imaginaria de los controladores precedió a la aprobación del RD-Ley 13/2010 esa misma noche, que entre otras lindezas permite al estado militarizar el control del espacio aéreo español.

Si se supone que USCA sabe lo que hace y paga a los mejores abogados, o esos mejores abogados no han cobrado lo suficiente o tienen un as en la manga que de momento no conocemos. Además la política de comunicación de los controladores fue patética, ya que una controladora de mi tierra (no es mi vecino, por suerte) cuyas palabras y foto disfrazada en su blog la asemejan más a mi idolatrada Carmen de Mairena que a una profesional del gremio, blasfemó para defender sus razones siendo de las pocas voces «autorizadas» en esos primeros momentos. Los pobres son casi esclavos obreros. Y algún sindicato despistado defendiendo esta «clase obrera».

Seguramente tengan parte de razón los controladores y detrás de todo haya una maniobra bien orquestada del Gobierno para privatizar AENA y tapar su mala gestión pública. Pero han sido tan paletos que le han dado todas las facilidades a Rubalcaba y los suyos para destrozar el colectivo. Se enfrentan a condenas con varios años de cárcel e indemnizaciones patrimoniales. Con estas cartas, el Gobierno «negociará» con ellos como le de la gana. Ya puede salir ahora Daniel Zamit, portavoz «pelo pantene» de USCA a intentar enmendar la papeleta. Era antes que debía hablar con los suyos.

La actuación de los controladores ha sido un secuestro en toda regla de unos ciudadanos que si que viven en sus carnes los efectos de la crisis. No me gusta nada el precedente de decretar el estado de alarma por conflictos laborales, pero este tipo de conflictos no debe poder volverse a producir.

Ahora toca reflexionar y trabajar para que nunca más tan pocos hagan tanto daño a tantos. No estoy en contra de tener un colectivo de controladores aéreos bien pagados y con buenas condiciones laborales. Pero si hace falta que sean considerados militares para evitar actuaciones de este tipo, tendremos que valorarlo. La huelga es un derecho constitucional sagrado; pero no vale para todo.

En cuanto al Gobierno, espero que aproveche esta situación para mejorar la gestión del control aéreo español, no para venderlo a empresas privadas por dos duros. Privatizar no siempre es sinónimo de gestionar mejor; depende de cómo se privatiza y quién se encarga del servicio.

Imagen | Alex Castellá