El Colegio de Economistas A Coruña ha querido entrevistarme en su revista O Economista número 93, a tenor de la reciente publicación de mi libro “La banca culpable“.
La gestión de la crisis chipriota por parte de los “amigos” de la Troika ha sido, cuanto menos, penosa. O estamos en una Unión Monetaria y, de una vez, en una verdadera unión fiscal, o cada uno se va con paso firme a su casa.
Lo que no puede ser es que no se controle en absoluto lo que hace cada país y, cuando los desastres florecen, se les deja parasitar todo el jardín europeo. Necesitamos de una vez por todas una unión económica y política, o el ahorro en euros no será una opción seguro como debe ser.
Para empezar, ni tenemos aún unión bancaria ni Fondo de Garantía de Depósitos a nivel de toda Europa, mínimos para que podamos llamar europeo a nuestro sistema financiero. Que la seguridad de los depósitos y cuentas de menos de 100.000 euros se cuestionen cada dos por tres, es arrojar gasolina al fuego de inquietud en el que viven los ciudadanos ahorradores día a día.
La Ciudad de México se encuentra en el Valle de México una gran cuenca en la alta meseta del centro del país a una altitud de 2,240 metros y tiene una superficie de 1,485 kilómetros cuadrados, dividida en dieciséis delegaciones. La población de la capital es de alrededor de 8.8 millones de habitantes y con su área metropolitana suman más de 21 millones de habitantes. Esto la convierte en la tercera ciudad más grande del continente americano. El Área Metropolitana de la Ciudad de México ocupa el octavo sitio de las ciudades más ricas del mundo al tener un PIB de 315.000 millones de dólares lo que la convierte en la octava ciudad más rica del mundo. El crecimiento de la ciudad es uno de los más veloces a nivel global, y se espera que su economía se triplique para el año 2020.
Solo quien ha estado mal, física o emocionalmente, y ha tenido al lado a un animal, especialmente un perro pero también gatos y hasta tortugas (con mucha imaginación), sabe lo que es recibir afecto y cariño sin mesura ni condiciones.
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