Malas prácticas bancarias en el Club Faro de Vigo

Ayer estuve invitado por el Club Faro de Vigo a dar una charla-debate sobre los temas relacionados con  mi reciente libro «La banca culpable«.
Una organización magnífica en una ciudad fascinante. En un formato de debate de preguntas y respuestas, con la participación del público, tocamos temas relacionados con los desahucios, la necesidad de modernizar nuestro ordenamiento jurídico en materia hipotecaria, la «apropiación indebida» de los ahorros de preferentistas que no sabían que les colaban a modo de depósito a plazo fijo o los efectos de la austeridad mal entendida en la economía española.
Un verdadero placer poder aportar mi granito de arena a la cultura financiera de Vigo y a aportar luz a unos temas que los medios de comunicación afines a la banca suelen tergiversar.
Os dejo parte de la mención del evento publicada en Faro de Vigo:

Monserrat, crítico de las malas prácticas bancarias, afirma que nadie sabía lo que era una participación preferente. «Me atrevo a decir que tampoco la mayoría de las personas que las vendían en directo, por eso nuestra demanda de responsabilidad debe ir más hacia arriba que los mismos directores de sucursales. Tenían que haber dicho a los compradores que era un producto híbrido, de alto riesgo… y que la única preferencia era ante los accionistas, que ni siquiera existen en el caso de las «cajas». Y la solución también debe exigírsele a nuestros políticos porque la regulación depende de ellos. Yo creo que la Administración debería ir a una macrocausa aunque al final acabemos pagando todos los españoles».
Autor de «La Banca culpable» en La Esfera de los Libros, Monserrat dejó claro que la banca es un sector imprescindible para que funcione la economía, lo cual no obstaba para afirmar que era la principal culpable de haber tenido malas prácticas y vendido productos muy arriesgados «y por tanto debería pagar la mayor parte del rescate y no los ahorradores». El economista sostiene que cambiar el dinero de banco en busca del más ético es una medida de presión, como lo es votar a otros políticos.
Una idea capital en su charla: los bancos han tratado mal a sus clientes para obtener beneficio a corto plazo, a veces incluso haciéndoles perder dinero a sabiendas. «Al entrar en una oficina -dijo- van a venderte algo, no a asesorarte. Los bancos crearon una figura de «director de sucursal» que nada tiene que ver con la percepción de asesor de confianza que tenía el cliente. No es que los empleados de banca hicieran mal su trabajo, es que su trabajo era vender. No se les paga por ser profesionales financieros sino vendedores financieros».
Por tanto, según se deduce de sus palabras, el cliente depositó una confianza en alguien que no debía, un comercial puro y duro. Y la banca, «verdadera responsable», traicionó de forma flagrante este vínculo emocional del cliente. Monserrat recomienda «leer con detalle todo lo que se nos ofrece y desconfiar de altas rentabilidades sin riesgo porque nadie da duros a cuatro pesetas. La única vacuna en adelante es que no contratemos ningún producto financiero si no entendemos».
La dación en pago fue objeto de otra pregunta y, ante ella, Monserrat no fue ambiguo. «El sistema hipotecario español es evidentemente injusto, hecho en 1940 a imagen y semejanza de los intereses bancarios. Es indignante que, ante un sistema en que los bancos no solo se quedan con la casa sino con la deuda con muy altos intereses, los políticos no cambien esta norma. Y estamos ante una auténtica intoxicación informativa con la banca vendiendo el mensaje de que la dación en pago provocará que la gente deje de pagar su hipoteca. No estoy de acuerdo. Hasta hace unos años, antes de que estallara la crisis, la mayoría de los españoles pensaba que ya existía la dación en pago y pagaba religiosamente sus hipotecas. Tampoco soy partidario de la dación en pago generalizada, aunque sería el menor de todos los males.
¿Cuándo saldremos de la crisis? No quiso responder esa pregunta Monserrat porque, según dijo, nadie lo sabe con certeza aunque sí que saldremos. «Eso sí, no volveremos a ese modo de vida de 2006, necesitamos una reestructuración importante. Nos hemos endeudado construyendo casas y a esa fuente económica no podemos volver, debemos buscar otra. Lo que está claro es que no se puede gastar más de lo que se ingresa, debemos ser austeros. Debe haber gasto público pero una cosa es gastar y otra gastar mal. España debe equilibrar sus cuentas si no queremos depender de préstamos de inversores extranjeros a los que tengamos que recurrir».

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