Tanto pensar, leer y escuchar los desastres de la crisis consigue que solo veamos crisis en nuestra vida

Leyendo un manual de Reiki de Urs Rieben (si, tengo mi punto raro, lo admito), pero como decía Santo Tomás de Aquino, “Timeo hominem unius libris”, me he encontrado con este cuento sobre un sabio de un pueblecito de Oriente, que se sentaba en una fuente a observar y aprender de la gente; llego un viajero y le preguntó:


– ¿Cómo es la gente de este pueblo? El sabio le respondió con otra pregunta: – ¿Cómo es la gente de donde vienes? -Es amable y buena, y me dio mucha pena dejarla… Y el sabio le respondió: -Aquí son iguales. Un poco más tarde, otro viajero le hizo la misma pregunta: -¿Cómo es la gente de este pueblo? El sabio le respondió igual que antes: – ¿Cómo es la gente de donde vienes? -Ah, es mala y deshonesta, no me dio ninguna pena dejarla. Y el sabio le respondió: -Aquí son iguales. Una tercera persona que había presenciado las dos escenas le preguntó al sabio: -¿Cómo puedes dar una respuesta distinta a dos personas que te han preguntado lo mismo? Y el sabio le respondió: -Verás, hijo, dondequiera que vaya, el hombre siempre lleva consigo su propia visión del mundo.

¿Y qué tiene que ver este cuento con el título del post?

Si vemos los cambios como problemas, peligros a los que no podremos enfrentarnos, la crisis entrará en nosotros y nos irá perturbando; cada local que paseando veamos que ha tenido que cerrar nos confirmará nuestra creencia de que todo va a ir mal en nuestra vida y nos hará anticipar una supuesta ruina económica. Cada mala noticia tendrá un efecto devastador en nuestra forma de enfrentar los problemas económicos que pasamos. La crisis no está solamente fuera, la hemos dejado entrar en nuestra mente y se ha expandido como un virus letal, que paraliza nuestra capacidad de reacción.

Otras personas son capaces de ver lo bueno que hay en los demás, la parte amable de la vida, los valores de la amistad y el amor por encima de las noticias y la supuesta naturaleza malvada del ser humano que pregonan algunos medios. Para ellos, la crisis también puede ser una oportunidad.

En japonés la palabra crisis, kiki (kikai) se representa con dos ideogramas, peligro + oportunidad.

 

¿O acaso no es cierto que alguien con una visión de este tipo, conocedor de la bolsa, que en marzo-abril de 2008 hubiese invertido en el Ibex35 llevaría ganado un 47%, en plena crisis?, eso es aprovechar la crisis y ver las oportunidades.

La economía se basa en la confianza, entre los propios ciudadanos, entre los ciudadanos y sus gobiernos, entre la gente y el director de su sucursal, entre los bancos españoles y los bancos mayoristas extranjeros, entre los vendedores y sus clientes, entre los inversores y los reguladores del mercado financiero. Vivimos, entre otras cosas, una bestial crisis de confianza.

¿No sería el momento de que entre todos intentásemos proyectar la confianza desde nuestro propio interior?

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