Buenas prácticas en materia de avales
El Banco de España publica su Compendio de criterios de buenas prácticas bancarias (el primero en junio de 2024).
En su capítulo 9 trata de las buenas y malas prácticas vinculadas con los avales y garantías que puedes consultar aquí.
Quitar aval por separación de los hipotecados
Al ser la responsabilidad que asume el avalista de una hipoteca de la misma intensidad que la que recae en los propios titulares, respondiendo con todo el patrimonio presente y futuro, es lógico que en algún momento el avalista o los hipotecados quieran eliminar la firma del aval.
Entre todas las circunstancias que llevan a querer librarse de este enorme compromiso, está la separación de los titulares, momento en el cual suelen surgir problemas a la hora de decidir quién paga la hipoteca y quien se queda con la vivienda. Este conflicto se recrudece si han avalado los familiares de uno o ambos titulares.
Hay que gestionar adecuadamente la extinción de condominio al mismo tiempo que se negocia que la pareja que cede su propiedad deje de ser titular de la hipoteca, al igual que los avalista que esta parte propuso.
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Si los hipotecados no pagan
También suele uno querer dejar de ser avalista si los hipotecados empiezan a fallar en sus pagos mensuales, evidentemente. Esta situación es muy desagradable, ya que además de crear enemistades entre familiares o amigos íntimos pone en peligro la economía del avalista, la entidad puede embargarles la nómina u otras propiedades (al contrario de lo que mucha gente cree, el aval de nómina no existe).
Desde el primer momento que detectemos que los titulares tienen problemas de pago, hay que reunirse con ellos y plantear, de forma constructiva pero firme, las soluciones que se pueden implementar para reconducir la situación financiera: que el avalista les ayude a pagar las cuotas mientras buscan trabajo, gestionar la venta del inmueble y otras alternativas al impago total, que supondría que el banco se adjudicara la vivienda y reclamar, según la relación entre la deuda pendiente y el valor de tasación a efectos de subasta de la escritura, un dinero adicional a titulares y a los avalistas.
Lo que nunca hay que hacer como garante es enfrentarse a los titulares o desentenderse del problema: nos hemos obligado ante el banco a avalar el préstamo y, por tanto, respondemos de la deuda.
Si el avalista quiere pedir un préstamo
Otra situación que propicia el querer dejar de avalar es cuando otro familiar directo nos solicita a su vez que seamos sus avalistas o bien queremos solicitar un préstamo.
El avalista a efectos de la CIRBE o informe de riesgos del Banco de España, tiene un endeudamiento indirecto, que le dificultará pedir préstamos. Es posible pedir una hipoteca o un préstamo personal avalando otro, pero el estudio de la financiación que hará la entidad financiero va a ser más estricto.
Si podemos demostrar que la deuda se paga escrupulosamente al día y nosotros no nos hacemos cargo de pago alguno, tendremos más posibilidades de conseguir financiación.
Si los titulares principales son malos pagadores, nuestra capacidad de financiarnos siendo garantes es nula. Si quieres la opinión gratuita de un experto hipotecario, te invitamos a participar en nuestro foro de hipotecas.
Formas de quitar los avalistas
A la pregunta de si es posible quitar un avalista de la hipoteca, hay que contestar que sí, pero que no dependen de nosotros sino del banco. Es la entidad financiera quien puede aceptar perder una garantía personal, aprobando una novación del préstamo hipotecario.
Otra opción sería tramitar una subrogación o cambio de banco, si una segunda entidad aceptara la operación quitando los avalistas mediante una novación.
En tercer lugar estaría cambiar los avalistas, es decir, que otros firmaran y los actuales dejaran de avalar, si bien también depende de la voluntad del banco. Si necesitas un equipo de abogados y economistas que te asesoren en tu negociación, te recomendamos el equipo de Futur Legal.
En los tres casos, como vemos, todo depende de que nuestro banco o un tercero admitan renunciar a la garantía personal de los avalistas o cambiarla por otra. El gran problema es que será muy complicado que accedan a ello, salvo que los titulares principales sean muy solventes, en cuyo caso probablemente el aval tampoco habría sido exigido en el momento de conceder la hipoteca o el préstamo personal. Además suele ser cuando la hipoteca no se paga bien, que los avalistas quieren dejar de serlo; y es en estos casos cuando mayor es el interés del banco en no renunciar a garantía alguna.
Quitar el avalista de un préstamo hipotecario o personal es posible, pero no dependerá solo nuestra voluntad sino de también de la voluntad del banco. Es antes de firmar que hay que tener muy claro el riesgo que uno asume al aceptar ser avalista, ya que una vez llegan los problemas es demasiado tarde para arrepentirse, por desgracia.
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