No me extraña que el ciudadano de a pie esté alarmado y confuso con la situación económica actual; los profesionales de la economía tampoco entendemos todo lo que pasa, al menos los mundanos como un servidor.
Sin embargo hay situaciones que no se entienden, no por no ser previsibles y explicables, sino porque algunos medios de comunicación y los políticos tratan de que no se entiendan.
Veamos algunas cosas que han pasado hoy:
Los ministros de finanzas de la Eurozona aprueban el rescate financiero de los 100.000 millones (ver documento en PDF).
El Gobierno da por buena una caída de la economía española en el 2013 del 0,5%, lo cual es aceptar un paro cercano al 25% durante más de un año adicional.
La Bolsa española cae, concretamente el IBEX35 se deja un 5,82%, la mayor caída en los dos últimos años (que ya han sido malos).
La prima de riesgo toca un nuevo máximo, en los 613 puntos. Los bonos a 10 años españoles rentan 6,13 puntos porcentuales más que los alemanes. La fiebre está tan alta que el rescate total del país puede acabar siendo la cura o la muerte definitiva del enfermo.
La primera CC.AA., gobernada por el mismo partido que pretende ser el que nos salvará de la crisis, Valencia, pide ser rescatada por el Estado (un enfermo ayudando a otro enfermo). Señalo lo del partido porque no deja de ser una señal para los inversores extranjeros: ¿los mismos que quiebran CC.AA. dirigen el país?, se preguntarán.
¿Si se supone que el rescate financiero es la solución al grave problema de nuestra banca, que ha dilapidado unos 270.000 millones de euros en la orgía inmobiliaria, porqué los indicadores económicos ponen al país en alerta máxima?
No tengo la respuesta definitiva, pero el sentido común ayuda:
Una política de austeridad draconiana que ataca al consumo y, por tanto, al empleo con una moneda que le dificulta las exportaciones, es una garantía de menos ingresos tributarios y más gastos (¿o pretenden que un 25% de la población en paro no coma?).
Por otra parte, las medidas económicas tomadas no atajan una fuente de gastos muy importante, la casta política y la duplicidad de administraciones. Y por otra no se busca reducir el fraude fiscal, sino perdonarlo para los grandes defraudadores.
Todo ello va a provocar tensiones económicas y sociales evidentes y los que nos gobiernan no generan confianza ni para los mercados ni para sus ciudadanos. Siempre digo que lo primero para tomar medidas duras es dar ejemplo. Si el pueblo cree en sus líderes, acepta vivir peor. Si no percibe el ejemplo y la capacidad, se rebela.
Montoro y sus alusiones a los hombres de negro y que no tiene para pagar las nóminas de los funcionarios pasará a la historia. Por no seguir con declaraciones de los que nos gobiernan que se contradicen o, simplemente, son falsas.
Señores políticos y poderes económicos que nos gobiernan: el pueblo no es tan tonto como creen; les aseguro que por mucha manipulación de la información que pretendan, si no tienen para comer, no les van a engañar. Empiecen a trabajar por el bien del ciudadano, es un aviso de un humilde economista de provincias.
Los ajustes que ha publicado el Gobierno en el BOE de este sábado, Real Decreto-ley 20/2012, no sólo atacan la capacidad de consumo de la población (como he explicado en Expansión) y, por tanto, la capacidad de generar empleo de la economía; atacan directamente a los votantes, a las clases más desfavorecidas y a las clases medias. Las clases más acaudaladas no ven comprometer en absoluto su fortuna.
Podríamos quejarnos de que el poderoso controla al Gobierno, pero de nada sirve dar la culpa a fuerzas externas. Con todas las deficiencias que tiene nuestro sistema electoral y político, permite que ejerzamos un derecho al voto por el que han luchado y muerto muchas personas. Incluso permite que un ciudadano común se haga un hueco en un determinado partido. Por tanto, si queremos quejarnos, tengamos memoria y sepamos votar para defender nuestros intereses; la marca de los partidos no importa, ni sus caras. Importa lo que hacen. Si votamos a políticos que roban, que engañan o que no saben hacer su trabajo, y lo sabemos, nos merecemos lo que nos pase.

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Yo ya no sé si nos gobiernan los Hombres de Negro, los Hombre Grises o los Payasos de la Tele, pero sean quienes sean, a los que parece ser que nadie ha votado, espero que en España se encuentren con una oposición inteligente del pueblo.
No hace falta destruir mobiliario ni enfrentarse a las fuerzas de seguridad del Estado (a las que quitan también su paga extra de Navidad) para hacer oposición. No seamos Grecia, seamos más fuertes pero menos destructivos.
No se trata de clase obrera contra empresarios, no seamos básicos. El pequeño empresario, el autónomo (que lo soy yo) no está en contra de la clase obrera. Es clase obrera.
Es tarde y no tengo ganas de reflexionar como economista. En esta entrevista en Es Radio Mallorca he opinado durante un buen rato:
Lo que quiero es enviar un mensaje a los que pretenden mandarnos en base a empobrecernos: España y sus ciudadanos somos gente inteligente que sabremos combatir las injusticias sin necesidad de quemar las calles.
Ya es hora de que los poderosos teman al pueblo y no al revés. Y encima los que mandan deben haber perdido los manuales de economía o se leen los de algún enajenado.
La economía va por una autopista al Infierno. Paremos el vehículo antes de que lleguemos a éste.
Ayer el actual Presidente del Gobierno anunció en el Congreso de los Diputados unas medidas de ajuste para la economía española, claramente impuestas desde Bruselas a cambio del rescate financiero.
Son unas medidas que se supone tratan de aumentar los ingresos del Estado (vía incremento del IVA y otros impuestos menores) y reducir los gastos (reducción del presupuesto de partidos políticos, sindicatos y patronales, del subsidio de desempleo a partir del sexto mes o eliminación virtual de la paga extra de Navidad de los trabajadores públicos).
El IVA reducido pasa el 8 al 10%, el general del 18 al 21% y el superreducido sigue en el 4%. En el caso de la compra de vivienda de obra nueva se mantiene al 4% hasta que acabe el año, lo cual es algo inexplicable.
A los funcionarios y resto de empleados públicos se les suspende la paga extra de Navidad y se supone que se les compensará con una aportación extraordinaria a su plan de pensiones en el 2015. Es decir, que los que gocen de esta posibilidad, cobrarán su salario al jubilarse. Pagan los que nada deben, una factura que de momento no paga su principal deudor: el sistema financiero rescatado.
A los desempleados se les ataca sin compasión ni justicia, viendo los nuevos parados reducir su subsidio del 60 al 50% a partir del sexto mes. Los diputados que han aplaudido esta medida han de dimitir de inmediato: no se les paga por semejante desfachatez.
En una economía de casi pleno empleo, reducir los beneficios de los parados tiene un efecto: incentiva la búsqueda de empleo. Claro que sí; pero no es esta la situación de España. Con paro del 25% y mucho más en determinados colectivos, reducir el subsidio simplemente tiene un efecto: quitar lo poco que ingresan para comer y dormir a miles de parados. Si esta medida alegra a alguien, este alguien, en mi modesta opinión, es un sinvergüenza.
Encima se reduce lo que el empresario para a la Seguridad Social, supuestamente para incentivar la contratación. Yo creo que son pamplinas; esta medida funciona cuando la demanda de bienes y servicios es fuerte. En un momento en que la demanda es débil, lo único que supone es reducir el coste del factor trabajo. Y no beneficiará a los pequeños empresarios y emprendedores, que no van a poder contratar a nadie más en estos momentos.
En este chat podréis ver algunas respuestas a más dudas sobre los ajustes.
Beneficiará a las grandes empresas, que ya han ajustado sus plantillas con un coste de despido menor. Pero de contratar, lo dudo.
Las grandes fortunas, el movimiento especulativo de capitales, la Iglesia o los Bancos no ven empeorar su situación. ¿Quién manda en España, el pueblo que vota o estas instituciones?

 

Hoy Europa está un poco más unida que ayer. Al menos a ello se ha comprometido con el último acuerdo hecho público (ver en PDF). Se han puesto las bases para una Unión Bancaria a nivel europeo, cuyo principal supervisor sería el Banco Central Europeo.

Por otra parte, se admite que sea el MEDE quién preste el dinero directamente a los bancos españoles que lo necesiten, no computando como deuda pública del Estado Español. Buena noticia para el país, tal vez “mala” para los banqueros de las entidades que necesiten rescate, ya que Europa probablemente pondrá condiciones más duras que las que habría impuesto el Estado por su cuenta.
Ahora queda que todas estas intenciones se plasmen en detalle y se inicien los trámites reales para crear una verdadera Unión Bancaria, para seguidamente avanzar en la Unión Fiscal Europea.
En todo caso una buena noticia para los que creemos que la solución a la crisis pasa por más y mejor Europa.
Hoy se ha hablado del estudio independiente de Oliver Wyman y Roland Berger que cuantifican en hasta 62.000 millones de euros el rescate a los bancos, que queda pendiente. Si fueran estimaciones acertadas, los 100.000 millones de euros del rescate financiero serían suficientes.
Sin ánimo de ser agorero, con la experiencia que tenemos en los diferentes informes, estos 62.000 millones del escenario peor podrían quedarse cortos.
Sin embargo, lo importante es no perderse en las cifras. Muchos de los bancos españoles han hecho un trabajo nefasto en cuanto al análisis de riesgo, destinando ingentes cantidades de dinero a un sector inmobiliario que se sobrecalentó. Y el supervisor no supo o quiso poner fin a esta actividad que nos ha ayudado a caer. Estoy más que convencido de que si, en lugar de grandes programas de análisis de riesgo y equipos humanos muy formados, hubieran utilizado al Gran Maestro Cheriff, la situación no sería peor.
La pérdida real es la banca española se sitúa entre 250.000 y 270.000 millones de euros.
El vicepresidente de la Comisión Europea, el socialista Almunia, se ha permitido señalar con el dedo a los bancos nacionalizados y decir que alguno podría ser liquidado si no presenta un plan de negocios solvente y no representa un riesgo sistémico.
En esta crisis cada vez vamos batiendo récords de errores garrafales y políticos alejando del concepto de estadista. Señalar a un banco es la forma perfecta de hacerlo cerrar, sea solvente o no, ya que el miedo provoca la fuga de sus depósitos. Espero y deseo que el señor Almunia y los genios de la Comisión no lo consigan.

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El domingo el premio Nobel Paul Krugman, un economista que se caracteriza por criticar el proyecto Europeo siempre que puede (será manía o razón), publica en The New York Times su opinión sobre el rescate de España.
Nos dice que todo el mundo podía predecir el rescate de España y que, a modo de comedia rutinaria, se rescata a los bancos y no se hace nada con el desempleo. Sin duda coincido en que un rescate  la banca sin apoyo a la economía real, austeridad sin crecimiento, no funciona ni funcionará.

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Oír al ministro de Guindos declarar que 100.000 millones de euros no son un rescate da un poco de vergüenza ajena.
Cada vez más lo que cuentan los políticos y la realidad está más distorsionado, por utilizar una palabra suave. Por tanto, mejor acudir a las fuentes primarias de información. En el caso del rescate en cuestión, el comunicado del Eurogrupo.

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Una de las inquietudes de los ahorradores que nos piden información en iAhorro.com o que visitan este blog es la posibilidad de que en España se produzca un corralito al estilo argentino.
Esta posibilidad os adelantamos que es ínfima. Si bien hay semejanzas con la situación en que se encontraba Argentina cuando decretó el bloqueo de los ahorros en los bancos, hay grandes diferencias en la España moderna que hacen casi imposible un corralito:
Pertenecer a la Unión Económica y Monetaria Europea; el BCE ha inyectado liquidez en el sistema cuando ha sido necesario, disipando la posibilidad de pánico bancario y, por tanto, de corralito. Solamente una expulsión o salida descontrolada (sin el apoyo de Europa) de España de la zona común europea podría acercar la posibilidad de un corralito en España. Y antes de ello veríamos un rescate en toda regla que alejaría esta posibilidad.
El nivel de bancarización en España es diametralmente mayor al de Argentina. El corralito en ese país bloqueo la disposición de efectivo, no las transferencias o pagos con tarjeta. Bloquear los medios de pago electrónicos sería caro y muy complejo, además de las implicaciones internacionales que ello conlleva.
La regulación financiera y económica de España y sus instituciones políticas y económicas, pese a tener que mejorar, son excepcionalmente mejores que las de Argentina. En Europa la seguridad jurídica de los ahorros e inversiones es algo casi sagrado, dado que incumplir esta premisa provoca la fuga de capitales y el empobrecimiento de un país.
Solamente salir del euro de forma precipitada pondría en peligro nuestros ahorros. Y esta posibilidad no se va a dar: pondría en jaque a todos los países europeos, con Alemania como gran afectada.
Un mensaje de tranquilidad al ahorrador: estamos al final del túnel, no al inicio del precipicio, como bien argumenta Daniel de Lacalle.