La banca sí va a cambiar

Hace tiempo que vengo discutiendo con mucha gente si realmente algo va a cambiar en la forma de hacer negocios de los bancos a con secuencia de esta crisis descomunal y profunda que estamos viviendo. Desde hace ya mucho tiempo, vengo defendiendo que sí, que la banca va a cambiar.

No se trata de una idea voluntarista de un economista iluminado. La banca ya está cambiando, pese a que el cambio sea imperceptible para el cliente. No es que esté mejorando por voluntad propia, sino más bien por necesidad de supervivencia. Puede que muchos de los actuales gerifaltes bancarios ni sean ellos mismos conscientes del cambio que el banco que dirigen está experimentando. Pensará el lector:
¿Cómo puede ser que este economista lumbreras diga que los bancos están cambiando, si sus directivos ni lo saben ni lo quieren?
Buena pregunta, sin duda. El banco no es el banquero. Al igual que una empresa no es su propietario o administrador. El personal de banca está cambiando. Está cambiando porque no es mala gente, son profesionales formados. Habrá comerciales de todo a 100, sin duda. Pero hay grandes empleados cansados de sufrir el acoso de sus superiores para vender productos de garrafón intoxicados, que esperan la mínima oportunidad para hackear el sistema.
No es de recibo que no haya prácticamente un solo bancario que me haya contactado para criticar mi primer libro. La mayoría me ha discutido algún punto, a lo sumo, u muchos me han felicitado e, incluso, me han pedido que les dedique «la banca culpable«.
Y no olvidemos el cliente, presente y futuro. Puede que muchos piensen que somos tontos y volveremos a caer en los mismos errores de siempre, confiando en hombres de gris marengo que nos colocan lo que les viene en gana. Tal vez le ocurra a muchos, pero no a la mayoría. La banca ha perdido la gran batalla que tenía ganada de hace décadas:
La guerra de la confianza y de la credibilidad.
Ya hay poca gente que firme sin leer lo que rubrica. Muy poca que vaya al banco a que le «diga» dónde invertir sus ahorros. Pocos que confíen en el «banco de toda su vida» (se cambien o no, que la inercia es muy fuerte).
Y no hablemos de las nuevas generaciones. La guerra está perdida, banqueros y bancos casposos. O das al cliente lo que necesita o, al final, todos vuestros recursos, rescates y control del poder político no os serán suficientes. El cliente acaba mandando, cuando se da cuenta del poder que tiene decidir.
Por otra parte, como le comenté el otro día a una bancaria, los bancos cambiarán desde dentro. Los empleados, con cada una de sus decisiones, recuperarán un empleo que era muy bueno para la economía del país y que, bien entendido, es muy bueno para dedicarse a él. La banca cambiará desde dentro. Se hayan enterado los banqueros o no.
Dicho todo esto, y esperando que en unos años nadie tenga que recordarme que fui un bobalicón en mi análisis, os enlazo algunas de las últimas apariciones en medios, hablando de mi libro:
Pau A. Monserrat: «Los bancos se han aprovechado de la confianza de sus clientes«, en Libertad Digital. Entrevista en la que contesto cosas como:

Qué opinas de la Ley Antidesahucios aprobada por el PP. ¿Cuál sería la mejor solución contra los desahucios?


Es cosmética, ineficaz, tutelada por la banca y no solucionará el problema actual ni el futuro. Y ellos lo saben, que es lo peor. Hay que reformar la normativa hipotecaria y modernizarla, no aprobar retoques para tratar de contentar a la opinión pública y, de paso, no soliviantar a la banca.

Las participaciones preferentes: la gran infamia, contenido mío en «El Blog Salmón»:

Nos rasgamos las vestiduras con las quitas fijadas a los depositantes chipriotas, a partir de los 100.000 euros. Mucho más grave es la quita ignominiosa que se aplicará a los preferentistas mal informados, que realmente eran clientes conservadores cuyo interés era contratar un depósito a plazo normal.


El arbitraje me suena más a una pantomima que a una solución, dado los requisitos que se están marcando para acceder a él. No hace falta ser un anciano, minusválido o no saber leer ni escribir para acreditar que se ha sido engañado. Cualquier cliente con una cultura financiera media, cuyo patrimonio líquido esté en un porcentaje elevado invertido en preferentes, sin que tenga un histórico de inversiones en productos de riesgo, probablemente ha sido engañado o mal asesorado. El banco debería demostrar la buena praxis y no al revés.

Pau A. Monserrat: “La CNMV y el BdE no han querido o no han sabido supervisar bien las praxis bancarias para no perturbar a los directivos del sector ni a los políticos”, entrevista en «El Inversor Inquieto»:

EII.- Titula usted dentro de uno de los capítulos del libro «Los desahucios matan»… ¿Qué opinión le merece la gestión que se está haciendo de esta problemática?

PM.- Lamentable. Dudé en utilizar un título tan duro, pero la verdad es que la realidad merece contundencia. Los primeros interesados en que los desahucios no se sucedieran como están sucediendo, deberían ser los bancos, por una parte, y nuestros gobernantes, por otra. Hay medidas para que el banco no pierda demasiado y las familias no queden en la calle. Medidas que son más que conocidas e implican cambiar nuestro ordenamiento hipotecario para modernizarlo. Pero en lugar de ello, nuestros poderes públicos se pliegan al poder de cuatro banqueros, que además no tienen en su cabeza el servicio público que en parte es un banco (en canto a gestor de los medios de pago de un país). Hasta que no se reforme de verdad la Ley Hipotecaria, la Ley de Enjuiciamiento Civil, la Concursal, etc, me dará vergüenza vivir en este país de abusos al consumidor financiero.

En el blog de mi gran amigo, al que físicamente me estoy asemejando en la parte superior de mi cabeza, Don Echevarri, que ha escrito además en el libro, La banca culpable: el post a ti debido:

 

Lo que resulta curioso es que el propio Pau esta desempeñando una labor pedagógica con sus intervenciones y su libro contraria a esta tesis proteccionista. Bienvenida sea.


He disfrutado mucho con la la lectura de las colaboraciones de Lacalle (el más próximo a mi ideológicamente), Garrigasait o Remo(compañero de batallas del que discrepo a propósito de su propuesta sobre la dación en pago y las hipotecas a más del 80%), sin duda un excelente acompañamiento y contrapunto a la tesis general del libro.

¿SALDREMOS DE LA CRISIS? Pau A. Monserrat contesta. Cristina Borrallo, abogada, madre y espléndida mujer, me ha entrevistado en su blog:

¿Cuál es tu visión económica sobre la actual crisis?


Que los agentes económicos no trabajan por el bien de la sociedad. Y los votantes no castigan a los malos gestores. Y los políticos no sirven al pueblo. Y los contribuyentes defraudan, por avaricia, ignorancia y desconfianza en los gestores públicos.


Vivimos una crisis de ignorancia. Una crisis de falta de ética. Una crisis de valores; los recursos son escasos y hay que saber gestionarlos y repartirlos. No se trata de anarquismo, anarco-capitalismo, escuelas austríacas, liberalismo, keynesianismo, comunismo o socialismo. Se trata de buena fe y sensibilidad. Y de eso la humanidad como colectivo que gestiona el poder es, a día de hoy, un desastre mayúsculo. No es que el poder corrompa, es que lo toman mentes corruptas.


Hace falta que evolucionemos como sociedad, que pensemos y que luchemos por el bien común, con humildad pero con una inquebrantable voluntad de imponernos a los aprovechados, que siempre habrá.

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *