La crisis económica está creando un estado de opinión, además de las ya dramáticas situaciones personales de cada uno, que alimenta la generación de determinados sentimientos y rutinas mentales que afectan, de una forma u otra, a nuestra salud mental.
Las enfermedades mentales, sean desordenes pasajeros o duraderos, son las más desconocidas y estigmatizadas a las que un paciente debe enfrentarse, al menos en países como el nuestro. Gran parte de esta distorsión se debe a nuestra incultura en este tipo de materias, otra importante culpa la tiene un relativo atraso en la investigación médica y psicológica, y en menor medida abusos de algunos al fingir dolencias.
Emociones de la crisis económica
Sentimientos básicos relacionados con la crisis:
Aflicción, emoción dolorosa e infeliz como reacción a una pérdida grande. Si esta emoción no se supera, puede acabar produciendo dolencias y enfermedades mentales como la depresión. Si bien suele referirse a pérdidas personales, por ejemplo la muerte de un ser querido, otras situaciones como la pérdida del hogar por no poder hacer frente al pago de las cuotas hipotecarias provocan este tipo de sentimientos, como desgraciadamente saben muchas familias españolas.
Miedo, sentimiento que puede llegar a ser invalidante si se mantiene en el tiempo y no responde a una adaptación útil a determinadas situaciones. Tener miedo constante a perder el trabajo, por ejemplo, puede ser útil si provoca que nos concentremos mejor en nuestras tareas laborales, o bien nos mueve a formarnos en otras áreas de saber, para ser más empleable. Sin embargo, el miedo continuado acaba siendo una losa para nuestro día a día y salud emocional.
Emociones cognitivas superiores y crisis económica:
El amor es un sentimiento común a toda la raza humana, independientemente de la cultura en que nos hallemos. Sin embargo, hay especificidades en el sentimiento según las diferentes poblaciones, razón por la cual no se considera un sentimiento básico. He querido referenciarlo para constatar el inmenso amor que mucha gente demuestra, no solo hacia los suyos, ayudando a otros a salir adelante, sean criticando las malas prácticas bancarias, sea representando legalmente a las víctimas de preferentes, sea evitando lanzamientos judiciales claramente injustos. A todos ellos, mi más sincera enhorabuena y admiración.
La culpabilidad, sentimiento que no tiene sentido en muchas ocasiones, es una vivencia psicológica que surge a consecuencia de una acción que causa un daño y que provoca un sentimiento de responsabilidad. También puede surgir por la omisión intencionada de un acto. Muy relacionada con la vergüenza, es un sentimiento que los principales culpables de la crisis, bancos, gestores políticos y demás, se han encargado de generar en el público, mediante mensajes del tipo:
- En España hay que pagar las deudas.
- Quisimos vivir por encima de nuestras posibilidades.
- Los preferentistas buscaban duros a cuatro pesetas.
Falacias que paralizan a las víctimas e impiden que luchen por sus derechos. En mi libro ‘
La banca culpable‘ he tratado de transmitir una idea: las víctimas, sean los hipotecados de buena fe o los ahorradores a los que se colocaron productos de ahorro tóxicos, son víctimas, no culpables. Y los culpables deberían pagar sus pecados, bancos, cajas de ahorro, gestores políticos y demás agentes del mercado (CNMV, Banco de España, tasadoras, …).
Este tipo de mensajes de intoxicación informativa provocan desconcierto entre los afectados, al no saber si deben reclamar o avergonzarse de su situación. Lo que deben hacer, repito, es luchar.
De las dolencias a las enfermedades mentales
Debido al desconocimiento sobre las patologías mentales, mucha gente no sabe distinguir entre un pensamiento negativo, una personalidad disfuncional o una verdadera enfermedad mental. Cada proceso mental negativo tiene un tratamiento diferenciado, en algunas ocasiones complementario y en otras no.Un pensamiento negativo intrusivo y continuado, los pensamientos automáticos, puede aprenderse a eliminar con terapia cognitiva. Una personalidad depresiva o la personalidad melancólica de Tellenbach, requiere de cambios importantes en nuestras rutinas diarias, además de terapia más profunda. Una enfermedad mental, como la depresión mayor, requiere de un tratamiento médico, además de terapia y cambios en nuestra vida. En el siguiente enlace en PDF nos explican los síntomas que el DSM IV tiene en consideración para diagnosticar la depresión mayor, enfermedad grave pero curable si nos la tomamos en serio y somos buenos pacientes.
Estar enfermo mentalmente no es nada malo (moralmente hablando); lo que hay que hacer es tomárselo muy en serio y acudir a un médico especialista, lo antes posible.
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