En economía se habla del “activo libre de riesgo” cuando se quiere calibrar el riesgo de otro determinado. Seguro, aparte de la muerte, en economía no hay nada, y menos si hablamos de productos financieros de ahorro.
La deuda pública o los depósitos a plazo fijo podrían ser considerados “libres de riesgo” en algún momento. Sin embargo esta crisis financiera ha dejado bien claro al ahorrador que los Estados soberanos pueden tener problemas para pagar su deuda y que los depósitos en bancos y cajas no están lo seguros que uno creía. Incluso la propia moneda en que se valoran los ahorros puede desaparecer y devaluar el esfuerzo de una vida. Y no hablemos del pánico que inspira la simple mención de un corralito en España (que es ya lo más improbable de todo).
En El Temps de 5 de junio de 2012 se me ha pedido mi opinión, como director editorial de iAhorro.com, sobre la tendencia actual del ahorrador a priorizar los productos financieros en función de su grado de seguridad, en lugar de su rentabilidad.Para cualquier ahorrador es importante que sepa valorar adecuadamente los siguientes aspectos de un producto financiero:
- Su seguridad, entendida como el riesgo que tiene de hacernos perder dinero, sea por la propia naturaleza del producto (por ejemplo las acciones) o por el riesgo del emisor (cuotas participativas de la CAM, etc).
- Su liquidez: ¿podremos sacar el dinero en cualquier momento antes de su vencimiento? ¿tendremos que pagar alguna comisión o asumir posibles pérdidas? Los fondos garantizados, por ejemplo, nos pueden suponer pérdidas si necesitamos el dinero antes del vencimiento de la garantía.
- Su rentabilidad, que debe estar acorde con el riesgo y la liquidez del producto financiero. NO es lo primero que tenemos que analizar, es lo último.
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