De obrero a profesional: un cambio de paradigma

En Euribor Blog esta semana he opinado sobre las consecuencias de la creciente (y a mi modo de ver sistémica) incertidumbre económica en el marco laboral del futuro.

El paradigma de un patrón que dirige a los obreros a cambio de un sueldo se está desmoronando, a mi modo de ver. La razón básica es que el empresario ya no puede garantizar a sus empleados un trabajo indefinido de por vida; cada vez más empresas cierran sin haber cumplido las décadas necesarias para que sus empleados se hayan jubilado en ellas, además de que el sistema productivo ha dejado de proporcionar al trabajador una estabilidad en la misma empresa durante toda su vida laboral. A los jóvenes se les ofrece contratos precarios (si se les ofrece algo) y a los que sobrepasan los 40 se les condena al ostracismo.

Todo parece malo para el trabajador por cuenta ajena en el futuro laboral que estoy desgranando; sin embargo las empresa no se van a salvar de las consecuencias de no poder o querer ofrecer estabilidad a su fuerza laboral. Los obreros que quieran un futuro mínimamente próspero van a tener que cambiar de mentalidad, pasando de verse como obreros a ser profesionales casi independientes; si nuestra empresa no nos garantiza un trabajo estable, tendremos que formarnos y prepararnos para poder trabajar inmediatamente en otra empresa.

Ello conllevará una constante formación y un contacto constante con el resto de empresas y proyectos, por si hay que cambiar de empleo; menos fidelidad a una empresa y mayores sueldos exigiremos (para compensar la inestabilidad y ahorrar para los periodos de desempleo). Y menos sometimiento a las directrices de la empresa, si no nos proporcionan carreras interesantes que aumenten nuestra empleabilidad.

Las grandes empresas querrían empleados hiperproductivos, con bajos sueldos y disponibilidad absoluta, fáciles de despedir si dejan de resultar beneficiosos para la cuenta de resultado. Sin embargo, el profesional de su propio trabajo, con la ayuda de las nuevas tecnologías a su alcance, puede que sea capaz de cambiar las tornas.

Desde luego, lo que sí recomiendo a cualquier persona es que se forme constantemente, en varias áreas diferentes y esté en constante comunicación con el resto de profesionales y empresarios del sector. Si la empresa no nos garantiza estabilidad, que pague por ello (en sueldo, formación y contactos).

La guerra ha empezado; preparaos para la victoria. Y Feliz Navidad!

 

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