El Euribor de mayo de 2009 cerrará al 1,644 %, con permiso de las cláusulas de “suelo”
Este volátil indicador por el que se rigen la mayoría de hipotecas a interés variable cerrará el mes al 1,644 %, su tercer mínimo histórico consecutivo. Ello pese a haber acabado la semana con ligeras subidas.
Si el simpático director de su sucursal de toda la vida no le ha colado una cláusula que limita la bajada (y las subidas) del Euribor a aplicar a su hipoteca.
Dicha impopular cláusula, conocida como cláusula de “suelo” (y la que limita la subida de “techo”) puede darles un disgusto, al ver como el banco en lugar de aplicarles al euribor del mes anterior a la revisión (supongamos que le revisan el mes que viene, y le toman el 1,644 %) le aplican un euribor del 2,5 o 3 % (límite habitual de dichas cláusulas).
Es decir,
Para una hipoteca de 180.000 € a 30 años, a un euribor + 0,75, la cuota resultante sin la clausula dichoso sería de: 701 €
Si su hipoteca tiene un “suelo” del 3%, la cuota será de: 833 €
Una diferencia mensual de nada más y nada menos que 132 € !, que al año resultará un sobrecoste de 1.584 €, más que un sueldo normal.
Para comprobar si su hipoteca tiene estas cláusulas, legales y negociables, lea la escritura de su préstamo hipotecario a ver si encuentra un apartado que diga algo así como “Límite a la variación del tipo de interés”; espero que no lo encuentre, que no estamos para disgustos.
Esta cláusula es perfectamente legal, lo que pasa es que a veces no se informa debidamente al cliente, antes de empezar a tramitar la hipoteca, de su existencia. Y una vez en el notario, suponiendo que se lea debidamente y el cliente la entienda y acepte, ya hay poco que hacer (salvo no firmar, claro).
Como siempre decimos, la hipoteca es probablemente la mayor inversión de toda su vida. ¿Es lógico que deje su asesoramiento solo en manos de su sucursal de toda la vida?
Acuda con los papeles a varios bancos y compare condiciones; y en el caso de que no tenga tiempo o conocimientos suficientes, asesórese por expertos (a poder ser abogados o economistas especializados en financiación). Se va a ahorrar tiempo y disgustos (y dinero).
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