Solicitar una hipoteca siendo joven: Misión Imposible

En Bankimia, comparador de hipotecas, hemos tratado las opciones que tienen los jóvenes para independizarse mediante la compra de una casa con financiación hipotecaria. Ya adelanto que cada vez se les está poniendo más difícil tener un inmueble en propiedad.

El negocio básico de la banca es captar depósitos de los ahorradores y canalizarlo a financiación (inversión y consumo).

Por tanto no es aventurado afirmar que jóvenes y bancos están obligados a entenderse. Otra cosa es que la relación sea bidireccional o se convierta en un «querer y no poder» cuando se habla de hipotecas para jóvenes.

La situación económica está incidiendo con especial virulencia en el colectivo de jóvenes, con un paro muy por encima de la media, salarios bajos y contratos precarios. Mayor probabilidad de quedarse en paro, ingresos insuficientes e inestables dificultan que muchas parejas cumplan los requisitos de concesión de hipotecas de las entidades financieras:

  • Situación laboral del solicitante. La banca exige una vida laboral amplia, con pocos periodos de inactividad y con un contrato indefinido de varios años de antigüedad.
  • Capacidad de endeudamiento: las entidades financieras que la cuota máxima que un cliente puede pagar no puede superar el 30 o 40% de los ingresos mensuales de los solicitantes de la hipoteca.
  • Ahorros que aportar para pagar gastos y demás. Cada vez hay menos hipotecas que financien el 100%.
  • La posibilidad de aportar dobles garantías y avalistas. Una hipoteca con otros inmuebles que se puedan hipotecar y con el aval de la familia tiene muchas más posibilidades de ser aprobada que una en que sólo hay dos titulares hipotecados.
  • La estabilidad familiar. Las parejas jóvenes que compran tiene más probabilidades de romperse que las consolidadas, con los problemas de pago de la hipoteca que una separación conlleva.

Dificultades de los jóvenes para acceder a una hipoteca

Si particularizamos los criterios de riesgo generales de la banca al colectivo joven no resulta muy difícil identificar las dificultades que tiene para contratar un préstamo hipotecario:

  • Vida laboral corta, con dificultades para acceder a empleos indefinidos y con posibles periodos de desempleo. La combinación perfecta para que les digan que no.
  • Capacidad de endeudamiento limitada. Dos titulares mileuristas sin ahorros en el mejor de los casos podrían solicitar una hipoteca de unos 180.000 euros a 40 años (para adquirir una vivienda de no más de 160.000 euros).
  • La capacidad de ahorro del joven español brilla por su ausencia, en general.
  • Tradicionalmente los padres avalan a sus hijos para que puedan solicitar un préstamo. El problema es que cada vez hay más padres endeudados o sin empleo. Y con esta situación poco sirven de avalistas.
  • Las parejas cada vez son menos estables; y las parejas jóvenes tienen una incidencia de ruptura elevada.

De todos los problemas mencionados el único que tiene solución, en determinados casos, es el de aportar avalistas, ya que hay hipotecas subvencionadas por determinadas CC.AA. para el colectivo de menor edad en las cuales la Administración avala una parte; el problema es que muchas veces no interesa a las entidades financieras firmar este tipo de productos hipotecarios y no los comercializan activamente, por lo que en ocasiones casi hay que «obligarles» a ofrecerlos.

El alquiler debería ser una opción de referencia, pero la mentalidad hispánica de compra y la poca cultura del alquiler no propician un mercado de alquiler competitivo y atractivo. Una opción interesante es el contrato de alquiler con opción a compra, ya que nos permite ahorra mientras pagamos un alquiler, para más adelante ejercer la opción y solicitar una hipoteca con mayores probabilidades de éxito.

Los jóvenes son los principales perjudicados por la crisis, tanto a nivel de paro como de acceso a la vivienda. Cuando las entidades financieras sufren por falta de liquidez y seleccionan mucho más a sus clientes, los menores de 30 años ven como sus perspectivas de vivir en una casa propia se desvanecen. Uno de los muchos problemas que nuestra economía hace sufrir a los menos culpables de su actual situación.

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