Ayer el actual Presidente del Gobierno anunció en el Congreso de los Diputados unas medidas de ajuste para la economía española, claramente impuestas desde Bruselas a cambio del rescate financiero.
Son unas medidas que se supone tratan de aumentar los ingresos del Estado (vía incremento del IVA y otros impuestos menores) y reducir los gastos (reducción del presupuesto de partidos políticos, sindicatos y patronales, del subsidio de desempleo a partir del sexto mes o eliminación virtual de la paga extra de Navidad de los trabajadores públicos).
El IVA reducido pasa el 8 al 10%, el general del 18 al 21% y el superreducido sigue en el 4%. En el caso de la compra de vivienda de obra nueva se mantiene al 4% hasta que acabe el año, lo cual es algo inexplicable.
A los funcionarios y resto de empleados públicos se les suspende la paga extra de Navidad y se supone que se les compensará con una aportación extraordinaria a su plan de pensiones en el 2015. Es decir, que los que gocen de esta posibilidad, cobrarán su salario al jubilarse. Pagan los que nada deben, una factura que de momento no paga su principal deudor: el sistema financiero rescatado.
A los desempleados se les ataca sin compasión ni justicia, viendo los nuevos parados reducir su subsidio del 60 al 50% a partir del sexto mes. Los diputados que han aplaudido esta medida han de dimitir de inmediato: no se les paga por semejante desfachatez.
En una economía de casi pleno empleo, reducir los beneficios de los parados tiene un efecto: incentiva la búsqueda de empleo. Claro que sí; pero no es esta la situación de España. Con paro del 25% y mucho más en determinados colectivos, reducir el subsidio simplemente tiene un efecto: quitar lo poco que ingresan para comer y dormir a miles de parados. Si esta medida alegra a alguien, este alguien, en mi modesta opinión, es un sinvergüenza.
Encima se reduce lo que el empresario para a la Seguridad Social, supuestamente para incentivar la contratación. Yo creo que son pamplinas; esta medida funciona cuando la demanda de bienes y servicios es fuerte. En un momento en que la demanda es débil, lo único que supone es reducir el coste del factor trabajo. Y no beneficiará a los pequeños empresarios y emprendedores, que no van a poder contratar a nadie más en estos momentos.
En este chat podréis ver algunas respuestas a más dudas sobre los ajustes.
Beneficiará a las grandes empresas, que ya han ajustado sus plantillas con un coste de despido menor. Pero de contratar, lo dudo.
Las grandes fortunas, el movimiento especulativo de capitales, la Iglesia o los Bancos no ven empeorar su situación. ¿Quién manda en España, el pueblo que vota o estas instituciones?
Comentarios recientes