Cuando los tímidos tambores de la victoria pírrica a las huestes bárbaras de la recesión económica empezaban a sonar, una nube de ceniza volcánica viene a ensombrecer el horizonte.
Gracias a las cenizas lanzadas al aire por el volcán Eyjafjallajokull, situado entre dos glaciares en el sur de Islandia, esta mañana han cerrado varios aeropuertos españoles, entre los que está el de mi ciudad, Palma de Mallorca; la alarma ha saltado en una comunidad que vive del turismo, que en gran parte nos llega vía aérea. A estas horas parece ser que los han reabierto
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