José Luis Sampedro en Salvados: el sabio de la tribu
José Luis Sampedro Sáez es un hombre sabio; no hace falta ser un sabio para reconocerlo, ya que este tipo de personas se hacen notar por el mero hecho de trasmitir libremente sus ideas.
La entrevista que Jordi Évole le realizó en el programa de Salvados “¿Qué hago con mi dinero?” no tiene desperdicio. Para un mindundi de la economía como un servidor es un inmerecido honor haber compartido programa con este economista veterano.
Antes de seguir alabando a este sabio, una reflexión crítica, que no van a ser todo flores. Las personas mayores son una importante fuente de respeto e inspiración; más allá de su formación académica o laboral, los años enseñan. Escucharía durante horas a un sabio o sabia de la tercera edad, ya que no hay desperdicio en lo que cuentan y en lo que callan. Si tuviera que destacar algún rasgo de este colectivo de veteranos de la vida, sería el de la humildad.
Saber que uno ha disfrutado o padecido la mayor parte de su vida, sin duda, ofrece un punto de vista inigualable. No sólo por el conocimiento y experiencias vividas, sino también por notar que cada vez queda menos tiempo que pasar en este mundo, a la espera de la transcendencia. El científico siempre determina el resultado del experimento, en base a la realidad en que se encuentra confinado. Podría intentar recordar lo que me contaron en física, pero no creo que haga falta para entender lo que quiero decir: un ser de tres dimensiones puede intentar “sentir” como uno de cuatro, pero sus experimentos en uno y otro plano dependerán de su propia realidad dimensional.
Todo esta perorata seudocientífica viene a colación de la siguiente afirmación: una persona sabia no tiene el porqué acertar en sus conclusiones, a pesar de que tanto su conocimiento como su análisis sean acertados. El experimento depende del experimentador. Si a un experto le quedan menos años para abandonar el plano terrenal y adentrarse en las brumas del nuevo mundo, su punto de vista determina su resultado experimental. Para Sampedro el capitalismo está agotado y al preguntarle por lo que nos viene encima nos recomienda el estoicismo, la aceptación de la fatalidad.
Al estar ambos en diferentes dimensiones, es lógico que lleguemos a conclusiones diferentes. Desde mi punto de vista el capitalismo no existe ya, estamos en un momento de transición a algo diferente. Podemos y debemos actuar, para defender nuestro bienestar; sin embargo, no olvidemos que el bienestar de los países occidentales se sustentaba en el mal estar de los menos favorecidos. Entre otras cosas, lo que está pasando en la economía mundial es una transferencia de riqueza de unos países a otros, de Europa y EE.UU. a China, Brasil o la India.
La economía trata de los recursos, que son escasos. Si China produce lo mismo que nosotros o mejor a menor coste, nos ha ganado la partida en este tipo de producción. Lo que tenemos que ser capaces es de crear otro tipo de bienes y servicios que los chinos no sepan o no puedan realizar. Titánica tarea, sin duda. Pero ¿quién dijo que gestionar recursos escasos era una cosa sencilla?
A los que estadísticamente nos quedan más años en este valle de lagrimas las conclusiones a los experimentos suelen ser “optimistas” o, cuando menos, una llamada a la acción. Escuchad con atención y respeto a Sampedro, el sabio de la tribu. Pero no olvidéis que los jóvenes de la tribu han de salir cada día a cazar mamuts.
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