La cultura española de pagar la hipoteca se refleja claramente en la realidad, como podemos leer en El Mundo.

La tasa de morosidad alcanza el 0,632%, dato que no preocupa todavía a los expertos.

El caso es que el español hipotecado, una gran parte, por no decir la inmensa mayoría, lo último que deja de pagar es, precisamente, la hipoteca. Tener una vivienda supone algo así como ser un español de ley.

Todo el mundo paga su hipoteca, aunque el cambio de ciclo, unido a los vientos de crisis financiera provenientes de Europa, hace dudar al más pintado. No es así, la hipoteca es lo primero y las cervezas o las vacaciones financiadas con préstamos exclusivamente consumistas pueden esperar.

Porque, desde muy pequeño, el español medio lo que pretende es tener una casa para él, para el futuro y, por qué no, para los hijos.

Esta cultura de pagar las cuotas de la hipoteca da una estabilidad financiera a españa que envidian otros países.

El decaimiento del sector del ladrillo en las islas y en el conjunto del Estado también se ha trasladado a las promotoras y a los proveedores de materiales.
Empresas de prefabricados, suministradores de puertas y ventanas y al menos tres inmobiliarias de propietarios diferentes se encuentran en situación de insolvencia.

La última sociedad constructora sobre la que se ha establecido un concurso necesario se halla afincada en Llucmajor. En general domina la disparidad de procedencias: hay mercantiles deudoras de Inca, sa Pobla, Palma o Alcúdia.

Sin casos tan estruendosos como el de la firma valenciana Llanera, que debe 432,65 millones de euros a una treintena de cajas de ahorros y bancos, Mallorca se ha visto sobresaltada por algún caso de cierta relevancia. Así ha ocurrido con Seguí Munar e Hijos S.L., de Sa Pobla, e Inversiones Urbanas Mallorquinas, de Esporles, con pasivos declarados de 7 y 17 millones de euros, respectivamente.

Durante el año que acabamos de inaugurar, la construcción lastrará el crecimiento de la economía balear. Ya lo advirtió el Conseller de Economía, Carles Manera, quien pronosticó un retroceso de la actividad. Desde el Ejecutivo balear se observa sin sobresaltos esta desaceleración. Consideran que el desvío de recursos desde otros sectores hacia el ladrillo, y en concreto hacia la edificación residencial, hace menos eficiente a la economía balear y deja sin inversión a otros ámbitos.

Ayer de madrugada se emitió el magazín “Així és la vida” de IB3, en el que participó, en calidad de economista, Pau A. Monserrat, de la empresa Futur Finances.

El programa trató el tema de los Bancos y las reunificaciones de deuda.

Del debate que se formó, destacamos:

1.- La firma de una persona es su mayor responsabilidad; no hay que firmar nada sin estar bien seguro de lo que se firma.
Una vez firmada la escritura pública de la hipoteca ante notario, es muy complicado reclamar; no sirve alegar que se firmó sin saber lo que se firmaba. Es muy importante asesorarse bien antes de lo que se va a firmar, y preguntar al notario cualquier cosa que uno no entienda.

2.- La reunificación de deuda es un producto hipotecario que ha de servir para solucionar los problemas que se tienen para llegar a fin de mes, no una forma de meterse en más problemas. Es muy importante acudir a entidades de probada solvencia y asesorarse bien de lo que se va a firmar.

3.- No hay que firmar la hipoteca con un Banco determinado porque a uno le caiga bien el director. La compra-venta de una casa es, seguramente, la mayor inversión de su vida; recomendamos asesorarse por expertos independientes antes de elegir la hipoteca.

Bankinter cierra el 2007 con un beneficio neto de 361,86 millones de euros.

Cuando muchas empresas, sobre todo constructoras e inmobiliarias y muchas entidades financieras sobre todo americanas, están defraudando con sus resultados, teniendo que dotar provisiones por posibles insolvencias de créditos relacionados con hipotecas y teniendo que vender éstas en ocasiones parte de sus activos o inversiones para tener algo de liquidez y poder hacer frente a sus deudas, Bankinter obtiene unos resultados envidiables.

El presidente de los API de Balears señala que durante los años del boom en la adquisición de viviendas las islas llegaron a contabilizar unas 3.000 agencias de mayor o menor tamaño que se dedicaban a la intermediación.

Según los cálculos del Colegio balear, en este momento pueden haber desaparecido ya alrededor de un 40%, tanto fruto del recorte de oficinas y franquicias de firmas nacionales, como Fincas Corral o Century 21, como del cierre de una parte importante de los despachos que se abrieron, algunos sin apenas personal, para aprovecharse de la fuerte expansión del sector y que en muchos casos no se duda de acusar de intrusismo y de haber cometido “abusos” con sus clientes.

José Oliver indica que las empresas más profesionales son las que están soportando mejor los meses de crisis.

También reconoce que en estos momentos las operaciones de compraventa que se formalizan en el archipiélago son entre un 40 y un 50 por ciento inferiores a las que se daban 12 meses atrás, cuando todavía se vivía la euforia en el mercado.

Jean Claude Trichet, presidente del BCE, advirtió este día 9 que la acción coordinada del Banco Central Europeo (BCE) con la Reserva Federal de EEUU para tratar de aliviar las tensiones del mercado interbancario generadas por la crisis financieras no son suficientes para normalizar la situación y resaltó la necesidad de que los bancos hagan un ejercicio de transparencia y saquen a la luz su exposición real de sus cuentas a la crisis.

En este sentido, Trichet afirmó ayer que la etapa de presentación de resultados anuales de 2007 contribuirá a la normalización, no hay que esperar que “los problemas desaparezcan de un día para otro”.
En cualquier caso, si los tipos no suben -como esperan los economistas- y no hay sorpresas especialmente negativas, el euribor está destinado a acercarse progresivamente al 4% en lo que queda de año.

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Expansión.com

Una realidad en estos momentos es que los jóvenes lo tienen muy difícil para acceder a una vivienda con financiación hipotecaria.
Las cuotas de las hipotecas resultan demasiado altas para una gran parte de este colectivo.
Para dar alguna solución a los jóvenes que quieren emanciparse y no pueden o no quieren endeudarse con una hipoteca, el gobierno ha diseñado un plan para fomentar el alquiler.

Concretamente las ayudas a las que podrán tener acceso los jóvenes con edades entre 22-30 años para alquilar una vivienda y que disfruten de un salario máximo de 22.000 euros son las siguientes:
1.- 210 euros mensuales como ayuda para el pago del alquiler durante una máximo de 4 años.
2.- Se les concederá un préstamo como ayuda para el pago de la fianza y un aval por 6 meses. Además en la declaración de la Renta se podrá obtener una deducción del 10,05% siempre y cuando no se ganen más de 24.000 euros al año netos. Los propietarios de las viviendas en alquiler también disfrutarán de ayudas. La ministra Carmen Chacón pretende incentivar también la modalidad del alquiler con opción de compra, para que los inquilinos puedan al cabo de unos años adquirir su vivienda a un precio menor según las cantidades abonadas por alquiler.

Las promotoras obtendrán también ayudas para potenciar que pongan las viviendas que no consigan vender en régimen de alquiler.

La caída de precios de la vivienda y la restricción en la concesión de hipotecas generarán problemas al sector inmobiliario español, lo que hará que la economía nacional sufra con mayor fuerza los efectos de las turbulencias financieras.

Según este banco de inversión estadounidense “es el momento de distinguir entre los países que tendrán menos dificultades para afrontar esta situación, como España y Alemania, y los que lo pasarán peor, como de Francia e Italia”.

La razón básica esgrimida para hacer estas consideraciones es que el superávit de las arcas públicas va a permitir tener capacidad de maniobra para afrontar medidas para suavizar el efecto negativo de la actual situación en la economía.

En definitiva, que el Estado tiene dinero para ayudar a la economía en este tiempo de crisis.

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elEconomista.es

La letra pequeña de esta reforma nos revela una desagradable sorpresa: El banco podrá retener a su cliente igualando la oferta de la competencia.

Procedimiento antes de la reforma:
1.- El cliente acudía al Banco B para mejorar su hipoteca
2.- El Banco B comunicaba al Banco A la mejor oferta hecha a su cliente
2.- En 15 días el Banco A o bien no decía nada (y el cliente podía subrogar tranquilamente con Banco B) o contraofertaba mejores condiciones.
En todo caso, el cliente podía subrogarse al Banco B si lo deseaba (sea por mejores condiciones, sea por mejores servicios o porque su actual Director le caía mal)
En todo caso, el cliente decidía.

Procedimiento después de la reforma:
1.- El cliente acude al Banco B para mejorar su hipoteca
2.- El Banco B comunica al Banco A la mejor oferta hecha a su cliente
2.- En 15 días el Banco A o bien no hace nada (y el cliente puede subrogar tranquilamente con Banco B) o, y aquí la gran diferencia, puede notificar notarialmente que iguala o mejora la oferta de B (sin tener siquiera de negociar con su cliente). La mera igualación de la oferta de B permite al Banco A retener obligatoriamente a su cliente.
El cliente no puede decidir. La única opción que le queda es cancelar el préstamo con Banco A y constituir una nueva hipoteca con B, con los mayores gastos que eso conlleva.

En el caso de la subrogación, por tanto, el cliente pierde libertad de cambiar de entidad financiera.

La inflación cierra el año en un 4,3 % (IPCA), de coincidir finalmente con el IPC sería el peor dato desde 1995. El Gobierno insiste en que el aumento de la inflación española se debe a efectos “exógenos” como el encarecimiento de la energía y los alimentos y mantiene que este indicador comenzará a bajar a partir de abril.

El paro acaba el año con un incremento del 5,27 % (35.000 personas más sin trabajo que en diciembre de 2006). El paro se ha cebado especialmente en el sector de la construcción (32.000 desempleados más).

Los pronósticos para el 2008 no son nada buenos. La crisis inmobiliaria junto con unos precios del petróleo desorbitados y la crisis de confianza financiera mundial no dan motivos para el optimismo.

El País