Sería muy ingenuo pensar que las decisiones que tomamos son siempre totalmente objetivas basadas en argumentos técnicos y en conocimientos; no, no somos robots y menos mal.
Como no podía ser de otra manera, cuando hablamos de economía, ya sea a nivel familiar o empresarial, nos pasa lo mismo, o más si cabe, ya que el dinero, a pesar ser cierto que “no da la felicidad” representa mucho en la sociedad tanto a nivel tangible como intangible.
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