Me llega una consulta de una persona que busca una hipoteca, en base a unos datos similares a los que comentaré (cambio partes para cuidar la privacidad):
  1. Quiero solicitar una hipoteca para comprarme una casa de 100.000 euros.
  2. Además quiero liquidez para agrupar un préstamo personal que tengo y dinero para pagar la tasación y amueblar la casa.
  3. Mis ingresos son variables.
Vamos a ver. En mi época de intermediario financiero en el boom inmobiliario, esta solicitud, por desgracia, habría sido atendida por alguna entidad financiera kamikaze, al estilo Gmac, DB Credit o Citi Bank. Curiosamente ninguna de estas entidades le abriría la puerta al cliente.
Lo que me parece el colmo, cayendo la que esta cayendo, con miles de familias desahuciadas, es que a una persona se le ocurra pedir un préstamo hipotecario sin tener ahorros y un puesto de trabajo estable y con ingresos sólidos. Si uno tiene préstamos personales o en su cuenta corriente no hay varios miles de euros ahorrados, no conseguirá una hipoteca. Pero ya no es que los bancos no tengan liquidez, es que ni se le debería ocurrir querer comprar una casa. Al solicitante, de buenas maneras, le he explicado que mejor no busque comprar casa hasta haber mejorado sustancialmente su situación; por su propio bien.
Corremos el peligro de no haber aprendido nada. La prudencia ha de ser la virtud que cualquier persona tenga a la hora de ir a pedir dinero a un banco. Los bancos no saben analizar bien el riesgo, por desgracia. Si un banco nos concede una hipoteca, no significa que la podamos pagar, en absoluto. Debemos ser nosotros los que aprendamos a analizar nuestra capacidad de pago presente y futura. Y si esta tarea nos parece demasiado complicada, no pidamos jamás una hipoteca.
Hay mucha información a la disposición del cliente hipotecario, desde la tendenciosa pero útil guía de acceso al préstamo hipotecario del Banco de España, a mi tendencioso pero útil (espero) libro ‘La banca culpable‘. O uno le dedica esfuerzo a conocer qué es y qué implicaciones tiene hipotecarse, o mejor no pedir jamás dinero a un banco. El que avisa no es traidor.
Acabo de encontrar algunos fragmentos de mi primera aparición en el magnífico programa Salvados.
Lo que se dice en la entrevista con Jordi Évole no descubre nada a los que ya conocíamos el mundillo bancario. Por desgracia, el gran público no era consciente de esta nefasta realidad comercial imperante en la mayoría de sucursales de los bancos en España.
Y de estas malas prácticas bancarias, hemos acabado con deshaucios dramáticos y sin sentido social ni económico o ahorros diezmados por las participaciones preferentes. Y en lugar de salvar a los clientes engañados o mal informados, se salva a los bancos. Bancos Salvados, lo que hay que ver.
Para ascender hay que vender. No ser un buen asesor (lo cual no significa que algunos buenos asesores también sepan vender y asciendan de forma adecuada):
Y el cierre del Banco Salvados, que pese a que publicita que “no le vamos a hacer perder dinero”, no lo mantiene. ¿No os suena a las comisiones que se están inventando los bancos en la actualidad?

Estamos iniciando el mes de octubre de 2013 y no es un mal momento para revisar los préstamos hipotecarios más baratos (o menos caros) del momento.

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Dónde guardar el dinero en esta época de turbulencias financieras es una pregunta muy inteligente y muy usual. Lo que antes era el adalid de la seguridad del ahorro, los bancos, hoy está muy en tela de juicio.
En un chat en directo, en todos los medios de Editorial Prensa Ibérica, en el que he contestado a dudas sobre finanzas personales, en calidad de director editorial de iAhorro, ha surgido esta pregunta ¿Dónde guardar los ahorros?
Duda que diría que todos los ahorradores nos formulamos en estos momentos. Adelantando que hay más preguntas que respuestas, en este tipo de interrogantes, os dejo mi respuesta por si os ayuda, al menos, a saber qué preguntas haceros.
Lo primero es seccionar la pregunta en varias cuestiones:
  1. ¿Dónde me conviene guardar los ahorros a mí? Es decir, qué tipo de persona soy, en qué momento de mi vida estoy, cuál es la situación personal, familiar y económica actual y la predecible en un futuro.
  2. ¿En qué entidad financiera o institución me conviene guardarlos? Un banco, en una caja fuerte, en una aseguradora… La solvencia, seriedad y profesionalidad del custodio de nuestros ahorros es vital. Siempre lo ha sido, pero ahora queda claro.
  3. ¿En qué producto financiero o activo debo invertir? Desde los depósitos a plazo, pasando por los fondos de inversión o el oro, por nombrar algunos de los más conocidos, hay una inmensa variedad de productos de ahorro e inversión a los que destinar nuestros ahorros. Hay grandes diferencias, no solo entre tipos de activos diferentes, sino entre los mismos activos. No es lo mismo un depósito a plazo de un banco que necesita dinero público que de un banco cuya solvencia es máxima. No es lo mismo un depósito que un fondo de inversión garantizado. Ni un fondo garantizado que invierte en activos del propio banco depositario, que otro que diversifica en activos de fuera de su propio balance.
Para responder a la primera pregunta, de nuevo nos surgen nuevas cuestiones:
¿Soy una persona que está dispuesta a asumir riesgos? ¿Me puedo permitir perder dinero, sin por ello dormir mal? ¿Me queda poco por jubilarme o, al contrario, tengo toda la vida por delante? Tengo hijos que dependen de mí o estoy soltero. Mi patrimonio es muy elevado o tengo que invertir mis únicos ahorros… Conócete a ti mismo y conoce al enemigo, que decía Sun Tzu en ‘El Arte de la Guerra’.
En cuanto a la segunda cuestión, la solvencia de la entidad financiera (u otro tipo de empresa) es clave para valorar si nos conviene invertir en sus productos. Buscar la calificación crediticia, el rating, del banco en el que tenemos nuestro dinero, debería ser lo primero que hiciéramos, antes incluso que plantearnos en qué tipo de activo invertir.
Para analizar un producto financiero hay que tener claro estos tres factores:
  1. Seguridad, en el sentido de en qué situaciones podemos perder el capital o los intereses.
  2. Liquidez. Tenemos que saber si podemos recuperar nuestra inversión antes de tiempo y, en caso de ser posible, a qué coste.
  3. Rentabilidad. ¿Es fija o variable? ¿Depende de escenarios futuros imprevisibles? ¿Depende de que la entidad que los emita vaya bien?
No he respondido a la pregunta, lo sé. El tema es que cada uno debe ser capaz de responderla, sin intermediarios interesados. Y para ello, me temo, no queda más remedio que leer, preguntar, estudiar y volver a preguntar.
Para ello, en iAhorro.com hemos creado la comunidad de iAhorradores, el blog o las tablas de análisis comparativo de productos. Para que el ahorrador aprenda a invertir su dinero y a ahorrar.
Nadie puede hacer este trabajo por nosotros.
Nuestros políticos son una caja de sorpresas en cuanto a declaraciones absurdas, erróneas, mal intencionadas, tendenciosas o, simplemente, huecas.
Nuestro presidente Mariano Rajoy nos deleita con la última de las ocurrencias informativas en materia económica, en The Wall Street Journal, comentando que “Spain is out of recession but not out of the crisis“. Y se queda tan pancho.
Se han puesto todos de acuerdo para inyectar optimismo a la ciudadanía, desde la CEOE al BBVA. El problema es que si el optimismo es falso, crea un efecto rebote mucho peor.
Saldremos de la crisis, sí. Pero nadie sabe cuándo. Y faltan muchas medidas en la buena dirección, sobrando las palabras vacías.
Os invito a ver esta noticia en RT, canal de TV online que ha recogido algunas de mis opiniones sobre el tema:
El equipo del Servicio de Estudios del BBVA estoy seguro que es muy bueno y formado por grandes economistas y demás profesionales del ramo de la predicción económica. Además no me caen del todo mal, los de  este banco. Al menos mantienen iniciativas online muy interesantes, como Actibva (en la que he participado).
Dicho esto, siempre dudo de los datos de previsión de crecimiento que emiten los bancos, sobretodo si son optimistas. En un año veremos si han acertado y cerramos el 2014 con un crecimiento del 0,9% del PIB, el más alto previsto hasta el momento. Los medios recogen algunos datos del estudio que precisamente no son muy halagüeños: un paro del 26,2% para este 2013 y un desempleo del 25,4% para el 2014.
Francamente, con el enorme esfuerzo de desapalancamiento privado que han de afrontar aún las familias y empresas (pagar las deudas), aumento de los impuestos y tasas (menos renta disponible), sueldos cada vez más bajos y precarios (y la reforma laboral que sigue sin incidir en otras cuestiones que no sean empobrecer al trabajador), y encima admitiendo que el más optimista del momento, el BBVA, acepta un paro del 25,4% para cerrar el 2014, no me parece que podamos hablar de salida de la crisis el año que viene. No para la clase media, no.
Sí claro, saldremos de la crisis, porque lo diga el BBVA.
Os dejo la tertulia de economía, parte en catalán y parte en castellano, de esta mañana en IB3 Ràdio, en la que tratamos esta cuestión.
En Expansión han publicado un artículo mio, en calidad de director editorial de iAhorro, en el que se analizan las mejores hipotecas, cuentas y depósitos de la banca online en la actualidad.
En relación a las hipotecas más baratas que ofrecen los bancos por Internet, la clasificación actual es la siguiente:

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Pregunta que todo economista que se precie ha recibido en algún momento, en cualquiera de sus formatos posibles: ¿Queda mucho para que se acabe la crisis? ¿Saldremos pronto de la crisis? ¿Cuándo comenzara España a crecer y generar empleo? y un largo etcétera de dudas relacionadas con la situación económica que nos ha tocado vivir.

No creo que ningún economista de los que se encuentran por la calle, como un servidor, tenga ni idea de la fecha en la que la economía patria empezará a crecer con la suficiente intensidad para volver a generar empleos. Es más, incluso si se generan empleos, me temo que serán temporales o como autónomos dependientes y falsos autónomos, en muchos casos. No se si a este tipo de crecimiento se le puede denominar “salir de la crisis” o más bien “normalizar la crisis”.
En la tertulia de economía de IB3 Ràdio que cuelgo al final, en la que suelo participar, hemos comentado esta pregunta y, algunos, se han atrevido a responder (en catalán y en castellano). Mis “amigos” de la CEOE dicen que se empezará a generar empleo a partir de la segunda mitad del año 2014. Si acertaran, cosa que no suelen hacer (ni ellos ni el FMI ni casi ningún organismo “oficial”), estamos hablando de una generación de empleo tímida y, sin duda, precaria.
Tendré que leerme el informe completo (no, no lo haré, no aciertan), porque los datos hechos públicos no me cuadran. Se dice que en el 2013 decreceremos en un -1,2% del PIB y, en el 2014, creceremos un máximo de el 0,8%. Para después añadir el representante de los grandes empresarios que la situación actual permite a la CEOE ser “moderadamente optimista” de cara a los próximos trimestres, porque además la reforma laboral permitirá a la economía crear empleo cuando crezca al 1% o 1,2%.
Vamos a ver, si crecemos en el 2014 por debajo del 1%, ¿Cómo nos explican que crearemos empleo?
La crisis no acabará hasta que la banca esté en funcionamiento, y de momento no hay síntomas de ello, por desgracia.
Al igual que me decían mis monitores en las excursiones, cuando preguntaba cuánto faltaba por llegar al destino, los expertos contestan en relación a la fecha de salida de la crisis: “Queda menos“.
Estoy preparando un informe para un cliente sobre productos financieros y, buscando en Matrix, me he encontrado con un folleto de emisión de participaciones preferentes de las Islas Caimán (garantizadas por Caja Madrid en 1.999).
Críticas aparte, que no me canso nunca de hacer, es importante repetir también qué son estos productos. Y saber diferenciar una preferente de una obligación convertible o subordinada, por ejemplo.
En el caso de las preferentes de Cajas de Ahorro, no se tiene preferencia de cobro respecto a los accionistas, ya que no hay. La prelación de crédito les da preferencia solo ante las cuotas participativas y la Obra Benéfico-Social.
Veamos como las define el folleto:
Las Cuotas Participativas. Las cuotas participativas de las Cajas de Ahorro son valores negociables nominativos de duración indefinida específicos de estas entidades que, sin otorgar derecho político alguno, confieren a sus titulares determinados derechos económicos.
La Obra Benéfico-Social. Las Cajas de Ahorro son entidades no lucrativas y de carácter social, circunstancia que se instrumenta fundamentalmente a través de la realización de la Obra Benéfico-Social (en adelante, la “OBS”). Para realizar la OBS, las Cajas de Ahorro destinan cada año parte de sus excedentes líquidos a la dotación de un Fondo para la OBS. El resto de los excedentes líquidos se destinan a reservas o a fondos de provisión no imputables a riesgos específicos.
Hoy en el periódico Ara de Catalunya y en el Ara Balears publican un artículo mío titulado “La LOPD i la destrucció de proves“.
No suelo escribir artículos de opinión sobre política, ya que no soy político ni defiendo ideologías en mis escritos más allá del sentido común. Ni ataco al PP, ni al PSOE, ni al Partido X, en general. Pero a veces las excusas de mal pagador han de ser rebatidas.
Hay varios artículos míos tratando el tema de la Ley Orgánica de Protección de Datos, que en demasiadas ocasiones resulta papel mojado. Pero si encima de que las empresas apenas la conocen (y tampoco aplican), los partidos la usan para poner excusas absurdas, esta norma quedará tocada de muerte.