Entradas

Esta mañana he combinado mi intervención, como director editorial de iAhorro, en el encuentro virtual de Expansion.com con una participación en el programa de IB3 Ràdio “El Faristol”. En ambos casos se ha tratado el anuncio del BCE de compra ilimitada de deuda soberana a cambio de estrictas medidas de control y ajuste de los países que quieran beneficiarse de ello. En otras palabras, España tendrá que solicitar oficialmente el rescate del país.

Os invito a visitar y leer las preguntas y respuestas en Expansion y escuchar la entrevista (mitad en castellano y mitad en catalán):

El inversor que contrató participaciones preferentes con la información necesaria y la formación mínima para entender esta información (dos condiciones, repito), ha asumido un riesgo a cambio de una rentabilidad esperada y en el caso de las entidades financieras intervenidas, ha perdido.
Sin embargo hay una legión de ahorradores particulares que o bien se les informó de forma insuficiente (incluso se les engañó) o no eran capaces de entender el riesgo que asumían. A esta gente la Administración debería ayudarles poniendo los medios jurídicos y técnicos necesarios para dirimir responsabilidades y castigar a bancos, banqueros y bancarios en su caso.
La CNMV y el Banco de España deberían ofrecer esta ayuda y ejercer su función de inspección, caso por caso. Si se acabase demostrando la venta inadecuada, el cliente no paga nada y se le devuelve su dinero. En caso contrario, el ahorrador pagaría parte o el total del servicio jurídico proporcionado.
Y los responsables del engaño o mala praxis, cuando la haya, serían debidamente castigados.
Pero vivimos en España y los bancos mandan más sobre los políticos que los ciudadanos. Al menos hasta que despertemos.
La última reforma financiera deja en la estacada a los actuales tenedores de preferentes, y sólo intenta evitar que se vuelva a producir en el futuro. Impensable en un país moderno esta dejación de funciones del Gobierno, en mi opinión.
En la web oficial de Futur Finances hemos explicado con detalle lo que ocurre con las participaciones preferentes tras la reforma, por si es de vuestro interés profundizar sobre el tema.
Iremos analizando de forma pormenorizada el contenido del Real Decreto-ley 24/2012, de 31 de agosto, de reestructuración y resolución de entidades de crédito (ver en PDF).
A priori parece realizado más para salvaguardar a los banqueros (que no a los bancos) en perjuicio de sus clientes y acreedores del tramo minorista, además de a todos los contribuyentes. Sin embargo, esperad a que pueda analizar el texto en su plenitud para poder dar unas conclusiones fundamentadas.
Nos dice el texto normativo que una de las finalidades de éste es regular los siguientes procesos, que pasa a definir:
Actuación temprana: el procedimiento aplicable a una entidad de crédito cuando, de conformidad con lo previsto en el capítulo II, incumpla o existan elementos objetivos conforme a los que resulte razonablemente previsible que no pueda cumplir con los requerimientos de solvencia, liquidez, estructura organizativa o control interno, pero se encuentre en disposición de retornar al cumplimiento por sus propios medios, sin perjuicio del apoyo financiero público excepcional y limitado previsto en el artículo 9.f).
Reestructuración: el procedimiento aplicable a una entidad de crédito cuando, de conformidad con lo previsto en el capítulo III, requiera apoyo financiero público para garantizar su viabilidad y resulte previsible que dicho apoyo será reembolsado o recuperado de acuerdo a lo previsto en el capítulo V, o cuando no pudiera llevarse a cabo su resolución sin efectos gravemente perjudiciales para la estabilidad del sistema financiero.
Resolución: el procedimiento aplicable a una entidad de crédito cuando, de conformidad con lo previsto en el capítulo IV, esta sea inviable o sea previsible que vaya a serlo en un futuro próximo, y por razones de interés público y estabilidad financiera resulte necesario evitar su liquidación concursal.
Por tanto, nos define 3 situaciones de menor a mayor gravedad en cuanto a capacidad económica de una entidad financiera. En base a la situación en que se encuentre, se instrumentan medidas de intervención pública de menos a más contundencia.

El equipo de Salvados se merece toda mi admiración y cariño; además de darme en su momento la oportunidad de dar mi opinión sobre la banca comercial y su lamentable enfoque en cuanto a los intereses de sus clientes, pude ser votado entre los grandes para volver a aparecer (no gané, como es normal) y ahora incluyen un fragmento en la presentación de la nueva temporada:

¿Qué puedo decir?

Gracias Jordi Évole y equipo, muchas gracias.

España está cambiando, a mejor. Sí, ya se que el que lea estas palabras va a querer pegarme, con razón si no explico a que me refiero: las criticas a lo que está mal en el sistema económico, político y bancario se multiplican, cada vez por voces más cualificadas y se expande por todas las capas la sociedad, que sienten que han de estar informadas para poder luchar con lo que está mal.
Conciencia de ciudadano libre, diría yo. Para decidir nuestro futuro no basta con votar cada cuatro años al político que nos cae mejor o al partido de toda la vida. Ni tampoco votando en blanco o sin votar se consigue gran cosa, en mi opinión. La lucha pacífica e informada esta en la calle, en las universidades, dentro de los propios bancos (clientes y bancarios, accionistas y ahorradores), delante y dentro del Parlamento, en los medios de comunicación tradicionales, online y escribiendo libros.
Hasta hace poco tiempo las voces contra los flagrantes errores de gestión del sistema económico y político eran bastante marginales o marginadas, según el caso. Atacar la mala gestión de un supervisor como el Banco de España o la CNMV era impensable, al igual que oír voces críticas sobre nuestros bancos, supuestamente en la Champion League. Afortunadamente hoy en día hay criticas fundamentadas y fundamentales sobre lo que se ha hecho mal y cómo debería hacerse.
Si bien no coincido del todo con los planteamientos de Francisco Viyuela de que liquidar un banco no cueste dinero al contribuyente (los activos de un banco en liquidación son mucho menores de lo que se valoran en función del criterio contable de empresa en funcionamiento) ni veo acertado que pierdan dinero determinados “acreedores” no privilegiados como los tenedores particulares de participaciones preferentes (que en realidad deberían ser tratados como depositarios), creo que su análisis sobre las bondades de dejar quebrar ordenadamente los bancos no solventes es muy interesante y vale la pena visionarlo con tranquilidad:

Interesante pregunta, ¿verdad?

Y me refiero a los bancos comerciales privados, no sólo a las cajas de ahorro. Estoy preparando mi primera incursión en el mundo del papel impreso y, por tanto, documentando al máximo mis ideas. En este proceso de mejora intelectual, buscando información sobre la diligencia exigida al buen comerciante o bonus argentarius, me he topado con un artículo de José Miguel Andreu García titulado “Crisis financiera, reordenación del crédito, nacionalizaciones y responsabilidades” publicado en el Boletín económico del ICE número 2963 (recomiendo su lectura, en PDF).
El autor cuestiona que se pueda considerar a un banco comercial como una entidad privada al uso. Al gestionar en buena medida un servicio público, los medios de pago, tenemos que considerar y supervisar a la banca con parámetros de servicio público, aunque sean gestionadas con criterios de eficiencia privados.
Los medios de pago son un servicio público que, además, es obligatorio en muchos casos; entre otros servicios de medio de pago están:

 

  1. Pagar el sueldo por transferencia.
  2. Limitación del uso de efectivo a cantidades inferiores a 2.500 en operaciones entre empresas con profesionales o personas físicas.
  3. Cobrar o pagar con cheques.
  4. Domiciliar los tributos o recibos habituales.

 

Evidentemente también los bancos ofrecen servicios exclusivamente privados, pero el gestionar un servicio público y su creciente tamaño, que provoca que sus quiebras afecten al sistema financiero en su conjunto, le otorgan una naturaleza híbrida singular y muy peligrosa si no se controlan adecuadamente.
Os recomiendo la lectura del citado artículo de  José Miguel Andreu García para profundizar en el tema y entender un poco mejor los problemas bancarios actuales.

Hoy Europa está un poco más unida que ayer. Al menos a ello se ha comprometido con el último acuerdo hecho público (ver en PDF). Se han puesto las bases para una Unión Bancaria a nivel europeo, cuyo principal supervisor sería el Banco Central Europeo.

Por otra parte, se admite que sea el MEDE quién preste el dinero directamente a los bancos españoles que lo necesiten, no computando como deuda pública del Estado Español. Buena noticia para el país, tal vez “mala” para los banqueros de las entidades que necesiten rescate, ya que Europa probablemente pondrá condiciones más duras que las que habría impuesto el Estado por su cuenta.
Ahora queda que todas estas intenciones se plasmen en detalle y se inicien los trámites reales para crear una verdadera Unión Bancaria, para seguidamente avanzar en la Unión Fiscal Europea.
En todo caso una buena noticia para los que creemos que la solución a la crisis pasa por más y mejor Europa.
De todo ello he hablado en la tertulia económica de IB3 Ràdio en el programa “El Faristol”.

 

Hoy se ha hablado del estudio independiente de Oliver Wyman y Roland Berger que cuantifican en hasta 62.000 millones de euros el rescate a los bancos, que queda pendiente. Si fueran estimaciones acertadas, los 100.000 millones de euros del rescate financiero serían suficientes.
Sin ánimo de ser agorero, con la experiencia que tenemos en los diferentes informes, estos 62.000 millones del escenario peor podrían quedarse cortos.
Sin embargo, lo importante es no perderse en las cifras. Muchos de los bancos españoles han hecho un trabajo nefasto en cuanto al análisis de riesgo, destinando ingentes cantidades de dinero a un sector inmobiliario que se sobrecalentó. Y el supervisor no supo o quiso poner fin a esta actividad que nos ha ayudado a caer. Estoy más que convencido de que si, en lugar de grandes programas de análisis de riesgo y equipos humanos muy formados, hubieran utilizado al Gran Maestro Cheriff, la situación no sería peor.
La pérdida real es la banca española se sitúa entre 250.000 y 270.000 millones de euros, como bien se explica en este artículo de El Confidencial.

 

En la siguiente tertulia económica en IB3 Ràdio “El Faristol“, junto a Francisco Villalonga y Bernat Coll, tratamos del rescate financiero, de la austeridad bien y mal entendida, de la impresión de euros para salir de la crisis (opción que, con todos los matices y tecnicismos creo erróneo) o de la necesidad de una integración bancaria y fiscal.

Hay intervenciones en catalán y en castellano. Espero que sea de vuestro interés

El vicepresidente de la Comisión Europea, el socialista Almunia, se ha permitido señalar con el dedo a los bancos nacionalizados y decir que alguno podría ser liquidado si no presenta un plan de negocios solvente y no representa un riesgo sistémico.
En esta crisis cada vez vamos batiendo récords de errores garrafales y políticos alejando del concepto de estadista. Señalar a un banco es la forma perfecta de hacerlo cerrar, sea solvente o no, ya que el miedo provoca la fuga de sus depósitos. Espero y deseo que el señor Almunia y los genios de la Comisión no lo consigan.
En la otra parte tenemos al Gobierno de España, con unos representantes que no llaman a las cosas por su nombre y lo que un día niegan al otro lo hacen.
Y después atacamos a los malvados mercados. ¿Vosotros dejaríais dinero barato a una zona económica tan mal gestionada?
Dado que la Comisión Europea es la que ha lanzado gasolina al fuego del miedo del ahorrador, a mi sólo me queda intentar explicar lo que le ocurre al ahorro cuando se quema. Sin embargo, espero que los 100.000 millones se utilicen de forma inteligente y el fuego se apague al menor coste posible. La esperanza es lo último que se pierde.

¿ Pierdo mi dinero si mi banco es liquidado?

Como explicamos de forma más extensa en el artículo ¿Qué pasa si quiebra mi banco?, depende del tipo de producto de ahorro que tengamos.

La peculiaridad de un concurso de acreedores bancarios es que los ahorradores con cuentas corrientes o depósitos a plazo fijo tienen garantizados 100.000 euros por cliente y banco. Por tanto, a estos clientes el Fondo de Garantía de Depósitos les garantiza este importe, si en la liquidación no hay activos suficientes para pagarles.

Los partícipes de fondos de inversión o de fondos de pensiones, nada tienen que temer. Sus activos quedan fuera de la masa concursal, es decir, no corren peligro aunque quiebre el banco. Simplemente se traspasarían los fondos a una gestora y bancos sanos.
Los clientes que tienen garantías reales, al estilo cédulas hipotecarias, serían los próximos en cobrar. Su expectativa de cobro es razonablemente buena.
Los clientes que tienen obligaciones o bonos con preferencia de cobro serían los próximos, después los bonistas normales, por delante de la deuda subordinada que vendría después de todos los acreedores normales. En este segmento de ahorro sí que hay dudas claras de que se recupere la inversión completa.
Los ahorradores que tienen pagarés pertenecerían al grupo de acreedores normales. Dependiendo de los activos liquidados, recuperarían el total o parte de su capital.
En muy mala posición estarían los tenedores de participaciones preferentes, producto complejo que fue vendido de forma más que sospechosa en la red de oficinas. Estos clientes son los penúltimos en cobrar, sólo por delante de los accionistas. El término “preferente” ha sido utilizado de forma engañosa. Su preferencia no era tal, sólo tienen preferencia respecto al último de la fila. Triste preferencia, ¿verdad? Es muy probable que este colectivo perdiera su dinero. En el caso de que denuncien ante los juzgados la comercialización engañosa o fraudulenta, esta controversia se dirimiría en los juzgados que lleven el concurso. No está muy claro que pasaría, pero mi intuición es que por mucho que ganaran las denuncias, no habría dinero en el banco quebrado para pagarles. Intentar que el Estado respondiera como responsable subsidiario sería su única vía, difícil y de dudosos resultados.
Los que perderían toda su inversión serían los accionistas de la entidad quebrada, propietarios del banco, en definitiva.
En cuanto a los que tenemos una hipoteca en un banco quebrado, o un crédito o préstamo, dar la mala noticia de que no se extingue la deuda. Es un activo que se vendería a otro banco o al propio Estado, que pasaría a ser el acreedor al que ir pagando las cuotas mensuales.
El domingo el premio Nobel Paul Krugman, un economista que se caracteriza por criticar el proyecto Europeo siempre que puede (será manía o razón), publica en The New York Times su opinión sobre el rescate de España.
Nos dice que todo el mundo podía predecir el rescate de España y que, a modo de comedia rutinaria, se rescata a los bancos y no se hace nada con el desempleo. Sin duda coincido en que un rescate  la banca sin apoyo a la economía real, austeridad sin crecimiento, no funciona ni funcionará.
Entiende que el rescate era necesario y que dada su magnitud y falta de caja de España, acudir a Europa ha sido lo correcto y necesario. Comparto con él que el Diablo está en los detalles del rescate, que no tenemos aún en nuestras manos.
Critica que en un momento en que el desempleo español roza el 25%, el Banco Central Europeo no baje de forma agresiva los tipos de interés. El eterno debate entre economistas, me temo. ¿Hay que frenar la inflación aún a coste del desempleo o a la inversa?
Ataca la política de austeridad y devaluación interna (reducción de salarios) impuesta a los países periféricos, que no funcionará sin tasas de crecimiento altas y aceptando cierta inflación por parte de Alemania y el núcleo duro.

E introduce un nuevo concepto económico, el enfoque Darth Vader de la política económica, personificado por el alemán Jörg Asmussen del BCE, que a modo de oscuro líder del Imperio dice a los griegos: “I find your lack of faith disturbing”.
Es decir, que para que la política de austeridad y devaluación funcione, la población se lo tiene que creer. O en otras palabras, pasar por el aro.
Critica duramente a nuestra élite política europea (por llamarla finamente), cuya preocupación por la salud de los bancos es inversamente proporcional a la que muestran por la población a la que economía y política tiene que servir:

Put all of this together and you get a picture of a European policy elite always ready to spring into action to defend the banks, but otherwise completely unwilling to admit that its policies are failing the people the economy is supposed to serve.

Yo diría que los políticos deberían temer al pueblo, no el pueblo a sus políticos.
Tampoco se corta Krugman de criticar la política de la FED. Y termina con una frase que merece ser leída con atención:

Whatever the deep roots of this paralysis, it’s becoming increasingly clear that it will take utter catastrophe to get any real policy action that goes beyond bank bailouts. But don’t despair: at the rate things are going, especially in Europe, utter catastrophe may be just around the corner.

Un alarmista y criticón Krugman alerta de que la catástrofe en Europa está a la vuelta de la esquina si nos limitamos a rescatar bancos.
Dado que no soy precisamente de esos economistas que van con carteles anunciando el fin del mundo, añadiría:
Evidentemente, si Europa no avanza hacia una integración fiscal y se limita a inyectar dinero a sus bancos, el fin del Euro y de Europa tal y como la conocemos está cerca. Pero no entra en le cabeza de nadie que el pueblo deje a sus políticos avanzar en la senda de su autodestrucción.
Y cuando los políticos teman al pueblo, tomaran las decisiones oportunas. Avanzar hacia una integración fiscal y un proyecto europeo que tenga en cuenta a sus ciudadanos, no a sus instituciones y ricos. ¿Me equivoco? Ni lo creo ni lo espero. El pueblo dirá, que es quien verdaderamente manda.