Interés TIN y TAE

Algo tan aparentemente simple como comparar dos préstamos personales o dos depósitos a plazo fijo, conlleva un mínimo de formación financiera si no queremos errar la decisión. ¿Verdad que un préstamo al 0% de interés resulta interesante? La respuesta es, depende. Depende que si este tipo de interés es el tipo de interés nominal (TIN) o la tasa anual equivalente (TAE). Además de saber diferenciar un interés TIN y TAE, es importante conocer la diferencia entre el interés simple y compuesto, entre otras características de los tipos de interés.

La TIN o tipo de interés nominal suele ser más visible en la publicidad que la TAE en los préstamos, ya que no incorpora las comisiones y gastos bancarios, entre otras diferencias con la tasa anual equivalente o TAE. En cambio es la TAE la que nos va a permitir diferenciar qué préstamo o qué imposición a plazo fijo nos conviene más.

Es obligatorio que en la publicidad nos ofrezcan la TAE de un producto, si bien en ocasiones hay que ir a leer la letra pequeña. También podemos acudir a la útil calculadora de TIN y TAE que nos ofrece el Banco de España, si conocemos el tipo de interés nominal (TIN) anual y las diferentes comisiones, gastos y seguros.

Definición de TIN y TAE

Veremos en un ejemplo la diferencia entre estas dos variables de tipo de interés, pero antes de nada nos conviene conocer su definición:

El tipo de interés nominal (TIN) es el porcentaje que se pacta como concepto de pago por el dinero prestado o depositado en una imposición. Indica el tanto por ciento que se recibe por ceder el dinero. No incluye los gastos y comisiones y no tiene por que ser anual, ya que se refiere al periodo total de la inversión.

Un TIN del 4% semestral significa que si contratamos un depósito de 1.000 euros, a los 6 meses nos dará 40 euros a los 6 meses. Pero la TAE no es del 4%, ya que hace referencia aun periodo anual; en este caso, si no hay comisiones ni otros productos adicionales, la TAE sería de 8,3%.

La tasa anual equivalente (TAE) indica el rendimiento o coste efectivo de una operación financiera; homogeneiza cualquier inversión a un plazo de un año e incorpora las comisiones y gastos implicados en la obtención del rendimiento.

Ejemplo de TIN y TAE

Imaginemos que nos ofrecen un préstamo de 12.000 euros al 0% de interés nominal, a devolver en un plazo de 9 meses. Aparentemente un chollo. Nos dejan 12.000 euros y a los 9 meses devolvemos este mismo importe.

Pero nadie da dinero gratis; este préstamo tiene una comisión de apertura del 4%. Traducido, en realidad de los 12.000 euros que le debemos devolver al banco sólo nos da 11.520 euros al inicio (nos descuenta una comisión de apertura del 4%).

Si calculamos la TAE de este préstamo, resulta que incorporando la comisión y anualizando la inversión nos da una TAE del 10,35%. De 0 a 10,35% hay un buen trecho, verdad?

Vemos que es evidente que debemos conocer la TAE para pedir un préstamo o hacer una inversión; pero ni con la TAE podemos estar del todo tranquilos. Hay productos asociados que la TAE que nos ofrece el banco no están incluidos.

Imaginemos que nos hacen contratar un fondo de inversión cuando pedimos una hipoteca que al final nos da una rentabilidad negativa. La TAE del préstamo hipotecario no tenía incluido este coste financiero, pero tenerlo lo hemos tenido.

Además las hipotecas variables ofrecen una TAE basada en una determinada predicción del euribor a partir del plazo de revisión. La letra pequeña pone algo como TAE del 2,213% calculada tomando como base Euribor (1,225%) a un año, publicado en el B.O.E. en fecha 01/05/2010 para una operación de 200.000 € a 40 años, con cuotas mensuales, con comisión de apertura de 400 € y sin cumplir ninguna condición.

Al final, esta TAE nunca se cumplirá, ya que el euribor va a variar durante los 40 años de la hipoteca y, además, tal vez no pidamos 200.000 euros ni el plazo elegido sea de 40 años. En realidad cuando veamos la oferta vinculante y el TAE personalizado en plazo y cuantía de la hipoteca, tampoco será el TAE verdadero, ya que nunca sabremos la evolución del euribor al cabo de los años de la hipoteca firmada. Tampoco nos serviría comparar la TAE de una hipoteca referenciada al Euribor y la TAE de una hipoteca IRPH, ya que los supuestos que se hacen de la evolución futura de los referenciales hipotecarias es muy dispar e imprecisa.

Vemos por tanto que la TAE es una condición necesaria pero, en muchos casos, no suficiente para seleccionar un préstamo o una inversión.

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