Nuestros amigos de Actibva se han interesado por nuestra opinión sobre la crisis de deuda soberana, el futuro del euro como moneda única europea y las herramientas a disposición del ahorrador medio para asegurar sus ahorros.

Mi opinión sobre el futuro de la crisis del euro, repetida en varias ocasiones en este blog, es:

No creo que el euro desaparezca, si bien algún país puede que salga de la moneda única (descarto que entre ellos pueda estar España); iremos a una mayor integración fiscal a la alemana; lo cual significa que la costumbre del país de gastar más de lo que se ingresa está en peligro de extinción. No es una mala noticia, siempre que seamos capaces de gestionar nuestros menguados recursos para implementar políticas de creación de empleo.
Porque más allá de los números, las cábalas y las teorías económicas, está el bienestar de las familias: si no pueden generar ingresos para vivir dignamente, el proyecto europeo será un rotundo fracaso.

 

La mejor manera de evitar el pánico es conocer el peligro real que uno corre; tememos lo desconocido, pero al darle forma, gran parte del temor se desvanece. En este blog trataremos de informar al visitante y amigo de lo que está pasando en torno a la crisis del euro, la remota posibilidad de un corralito en España o lo que hacer para proteger nuestros ahorros en el hipotético caso de que saliéramos de la zona euro y volviéramos a usar pesetas.

Mi opinión personal y profesional es que no hay razones de peso para temer un corralito similar al de Argentina; son casos muy diferentes, pese a algunas similitudes.Que hay un miedo entre los ahorradores y un interés para buscar información sobre el momento económico que vive la Unión Económica y Monetaria está claro, basta analizar las búsquedas relacionadas en Google Trends:

 

Sin embargo, para tener una información plural, hay que buscar los que piensan otras fuentes, cuya información, formación y vivencias superan con creces la de un servidor. Por ello, trataré de recopilar en esta entrada los enlaces a la información útil sobre la crisis del euro, invitando a los visitantes a compartir en los comentarios otros enlaces que crean son de utilidad para el lector.

Información sobre la crisis del euro

  1. Idealista: ¿Es seguro tener el dinero en los bancos?
  2. Invertia: 5 formas de proteger nuestros ahorros si el euro se rompe
  3. Cotizalia: Dónde se puede invertir para ganar a la recesión
  4. Marc Vidal: Salvaguardar depósitos
  5. Gurusblog: ¿Cómo proteger tus ahorros de un corralito en España?
  6. El Blog Salmón: El aumento de la deuda pública en la eurozona
  7. Finanzas.com: Paralelismos entre la España de hoy y el corralito argentino
  8. IESE blog de Antonio Argandoña: ¿Es posible un corralito en España?
  9. Nada es Gratis: Europa sin el euro
  10. Euribor Blog: Una eurozona moribunda

A estas alturas de la película casi todos sabemos lo que es la prima de riesgo de un país. En el caso de la prima de riesgo de España, esta semana que dejamos atrás ha llegado a sobrepasar los 500 puntos básicos, si bien ha cerrado en los 441 pp.

Esta terminología lo que significa es que los bonos a 10 años que emite España (el dinero prestado que pedimos para devolver en 10 años) cotizan en el mercado secundario (mercado en que se venden y compran diariamente estos bonos) 4,41 puntos porcentuales por encima del bono a 10 años alemán.

Si al país más seguro de la zona Euro le prestan a un 1,97%, a España le piden un 6,38%. Con una prima de riesgo tan elevada, cualquier economía se viene abajo en poco tiempo. Paga más España como país que lo que los mejores depósitos a plazo fijo remuneran al ahorrador privado. Una barbaridad.

No se trata de que España no sea solvente (incluso en la mala situación económica que vivimos, somos un país con una fuerte capacidad de generar riqueza), sino que no tiene liquidez. Actualmente gastamos más que ingresamos; si por el desfase tenemos que pagar tipos de interés por encima del 6%, llega un momento en que la economía es incapaz de generar los recursos para pagar la deuda.

Muy al contrario de lo que normalmente la gente piensa, esta situación sí fue prevista por los economistas hace años; décadas, de hecho. Ya desde el inicio de la creación de la zona monetaria común, al imprimir y acuñar los primeros Euros, se dijo lo siguiente:

Una unión monetaria sin integración fiscal, es inestable ante shocks asimétricos.

En otras palabras, si hay una crisis en que unos países van peor que otros, si no hay una coordinación en política impositiva, un endeudamiento avalado por todos los países (Eurobonos) y demás políticas fiscales comunes, la moneda tiende a desintegrarse.

Una divisa no es más que un reflejo de la riqueza de la zona respecto al exterior. Si los países de la Unión no somos igual de ricos, nuestros Euros no valen lo mismo. Y lo que está pasando es que los mercados entienden estos principio básicos.

Para que el Euro continué, lo que se necesita es mucha voluntad política. Ceder soberanía nacional a Europa y que los países más ricos estén dispuesto a ayudar a los más pobres, a cambio de que los más pobres hagan las reformas necesarias para crecer como es debido.

No hablamos ya de economía; hablamos de decisiones políticas valientes; veremos que historia quiere Alemania que se escriba sobre su capacidad de mantener un proyecto común europeo. Desde luego, la salida del Euro le costará mucho dinero a los alemanes.

¿Mi opinión sobre la continuidad del Euro?

El Euro no desaparecerá ya que Alemania y el resto de países más fuertes admitirán que momentáneamente el BCE compre deuda de los países con problemas para, rápidamente, proceder a una integración fiscal en toda regla.

Sin embargo lo que pasará depende de decisiones políticas, volubles como las personas que las toman.

El histórico nivel al que ha llegado esta mañana la prima de riesgo española no se aviene con la situación financiera. “Se puede hablar de un ataque especulativo en toda regla porque España no está tan mal”, ilustra el analista de iAhorro.com Pau Montserrat, quien asegura que hoy por hoy comprar deuda a 10 años a más del 7% es un “buen negocio”. Nadie da en el mercado esta alta rentabilidad y nadie considera que “España vaya a impagar”.

En ningún caso, afirma Montserrat,el caso de España se asemeja al de Grecia porque su economía no está en riesgo de quiebra porque genera riqueza y sólo de manera coyuntural necesita endeudarse para refinanciarse.

Para Montserrat, la solución para atajar ese nerviosismo es que el Banco Central Europeo (BCE) se desmarque de los postulados alemanes y apueste por emitir eurobonos, títulos de deuda europeos avalados por todos los socios.

Además, tanto Montserrat como San Félix confían que el BCE compre deuda española, igual que ha hecho con la italiana en las semanas anteriores, una operación que relajó a los mercados. En cambio, Alcaraz afirma que la adquisición de bonos por parte del banco emisor es “pan para hoy y hambre para mañana” porque la compra le obligará a quedarse de “fondos tóxicos y acabaría por pervertir el sistema”. 

 En lo que sí coinciden es en avanzar hacia la integración fiscal porque, apuntan, tras una ´década con el euro y con una crisis sin comparación históricas se ha demostrado que la unión monetaria es insuficiente para encontrar una salida a esta encrucijada en que se encuentra la Unión Europea.

20 Minutos: Crisis de la deuda en la UE: ¿quiénes se benefician?

Es una respuesta obvia, pero lo cierto es que cuando la rentabilidad de los bonos crece, el que gana es el comprador. “La rentabilidad es para el que compra bonos en el mercado secundario”, explica Pablo Monserrat, economista de iahorro.com: “Ganan porque apuestan a que no habrá ningún impago y se aprovechan de la coyuntura”.

En esa categoría entran inversores privados, que suelen ser fondos de inversión y de pensiones. “Los bancos, en cambio, se ven perjudicados cuando sube la prima de riesgo: no pueden vender masivamente la deuda pública que tiene y esos activos pierden valor”, explica este analista. “Además, cuando el riesgo país sube, los bancos españoles encuentran más dificultades para financiarse”.

 “España está viviendo un ataque especulativo: los inversores aprovechan el momento de Grecia e Italia para atacar a un país más fuerte como España”, concluye el analista.

Los españoles siempre hemos preferido comprar una vivienda a alquilarla. Dos de las razones que justifican esta preferencia por ser propietario en lugar de arrendatario son:

  1. Que comprar una casa es una buena inversión, ya que nunca pierden valor.
  2. Alquilar es como tirar el dinero. Uno paga por algo que nunca será suyo.

Admito que estas ideas también han calado en mi, no voy a dar lecciones de economía a nadie, siendo el primero que comete este tipo de errores conceptuales. Sin embargo voy a tratar de analizar económicamente la idea de que la vivienda nunca pierde valor, en que se basa, qué hay de cierto y de erróneo en esta premisa tan extendida.

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Llevo mucho tiempo gritando a todas voces “estamos reproduciendo el flagelo sudamericano” de gasto desmedido, políticas incorrectas, etc. Y, por tanto, las consecuencias que ello conlleva: una desestabilización social en todos los sentidos.
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La intervención de la CAM ha puesto de manifiesto que hay múltiples productos financieros, muchas veces colocados engañosamente como similares a depósitos a plazo fijo, que son mucho más arriesgados de lo que el cliente creía. Lamentablemente debemos tener claro una cosa:

El director de banco cobra por vender, no por asesorar

Eso significa que somos nosotros los que debemos asesorarnos, leer la letra pequeña de cualquier producto financiero que nos quieran colocar, para calibrar riesgo y rentabilidad. Después de nada nos servirá quejarnos.

En iAhorro.com hemos confeccionado para Invertia un resumen de todos los productos que se colocan al pequeño ahorrador, desde los más seguros a los más arriesgados. Si el “amigo” del banco te ofrece alguno, no digas que no te avisamos de los riesgos.

En FinancialRed hemos ampliado la información de dos productos que la CAM colocó a los clientes confiados y que ya les suponen importantes quebraderos de cabeza:

  • Las cuotas participativas de la CAM, el producto más arriesgado que uno puede contratar pensado que se parece a un plazo fijo.
  • Las obligaciones subordinadas, que cobran de los últimos si la entidad se liquida.

Por otra parte en Euribor Blog hemos visto como Celeris desaparece del mercado de la reunificación de deudas. Aparte de algunas entidades particulares, el monopolio de la reunificación de deudas queda en manos de Banco Primus, al menos de momento:

  • La reunificación de deudas de Celeris nos abandona.

La banca se encuentra con un problema muy grave: no tiene suficiente liquidez para prestar a sus clientes y devolver las deudas que contrajo con el mercado mayorista. Importantes vencimientos de deuda están previstos para este año y el venidero y el negocio no da para más.

Si ello no fuera por sí preocupante, el Gobierno, asesorado por no se sabe quien, decidió sacar una normativa,  conocida bajo el nombre de la ministra Salgado, que penaliza los depósitos y cuentas remuneradas que ofrezcan rentabilidades por encima de un 1,5 sobre el Euribor a 6 meses (para este plazo) o un Euribor + 1 (para plazos de un año o más). Las entidades que sobrepasan estos límites (menos de un 3,1% en el caso de depósitos a un año) deben hacer aportaciones extras al Fondo de Garantía de Depósitos (FGD).

Lo que se les olvidó a los técnicos del Gobierno es que las entidades extranjeras no adheridas al FGD, como es el caso del portugués BES, no se ven limitados por la normativa Salgado. Se introduce una distorsión incomprensible en el mercado.

Y además, toda norma económica puede tener efectos perversos, indeseados e indeseables. Y lo que está ocurriendo ahora es que las entidades financieras, que necesitan liquidez só o sí, en lugar de optar por productos garantizados por el FGD como son los depósitos a plazo fijo o las cuentas remuneradas, comercializan otros vehículos de inversión menos seguros en el tramo minorista; entre otros:

  • Cédulas hipotecarias.
  • Pagarés.
  • Bonos bancarios.

La Agencia EFE se ha puesto en contacto con iAhorro.com, comparador de ahorro e inversión del que soy Director Editorial, para conocer nuestra opinión en el tema. Numerosos medios de comunicación económica se han hecho eco de nuestras palabras, entre otros:

Citando textualmente un fragmento de la noticia:

Ávidas de financiación, las entidades están aprovechando la inestabilidad de los mercados y los bajos tipos de interés para ofrecer a los clientes productos cuyo principal atractivo es el alto rendimiento.

Uno de los productos estrella que están inundando las sucursales son los depósitos de alta rentabilidad, que durante un tiempo habían estado desaparecidos por la presión del llamado “decreto Salgado”, que penaliza a los bancos que lo comercializan con una aportación adicional al Fondo de Garantía de Depósitos (FGD).

Pero ahora, a las entidades “les compensa pagar la cantidad extra al FGD, porque lo que necesitan de manera urgente es captar liquidez, y para ello han iniciado una guerra fratricida“, apunta a EFE Pau Monserrat, del comparador de productos financieros iahorro.com.

Nací en Argentina hace casi 40 años, 20 años de que estudié Ciencias Económicas (me licencié también en Argentina) y casi 10 años que venir a vivir a España.

Tanto mis estudios como la experiencia me permiten comentar algunas de las causas principales que llevaron a Argentina a encerrar en un “corral” los ahorros de todos los argentinos, para más adelante enfocar mi mirada hacia España: ¿es posible que los euros depositados en los bancos españoles sufran un corralito similar al argentino?

Hace 40 años la Argentina era un país próspero, fruto de sus recursos naturales y de la devastación europea post guerras; no olvidéis que a Argentina se le llamó “el granero del mundo“, debido a que proveía a la mitad de la Europa post-guerra desde los años 40.

Tanta bonanza económica, nos dejó disfrutar de décadas de prosperidad. Mi padre por ejemplo trabajaba en YPF (Yacimientos Petrolíferos Fiscales), actualmente Repsol-YPF (fruto de las privatizaciones).

A partir de los años 70, década en la que nací, y desde mucho antes también, atendimos a continuos desfases o desajustes económicos; nos transformamos en el país de los déficit públicos continuos.

En éste sentido y para todo aquel que no comprenda de la terminología económica, déficit significa vivir por encima de nuestras posibilidades, es gastar más de lo que se gana.

Esto es directamente extrapolable a una persona que pretende vivir por encima de sus ingresos, si gana 1000€ al mes pero gasta 1200€, inevitablemente tiene que estar endeudándose.
Lo mismo sucede con un Estado, cualquiera del mundo, llámese Argentina, Grecia, España o EE.UU. Lo que sucede es que un país técnicamente no puede quebrar, tiene, antes de llegar a estos extremos, muchos medios para solventar su déficit. Por ejemplo puede emitir papel moneda o crear deuda, llámense Letras del Tesoro, Bonos del Estado u Obligaciones del Estado, con los cuales lo que hace es pedir dinero prestado a sus ciudadanos y mercados internacionales para pagar los gastos en que se incurren por encima de lo que se recauda a través de tributos
También puede pedir dinero a otro país o Estado; pero lo que es peor puede recurrir a la omnímoda potestad de imprimir billetes de curso legal sin respaldo, lo que se conoce como emisión monetaria, que no es más que ordenar al respectivo Banco Central que imprima billetes para tratar de cubrir esos déficit. (Para todo aquel que nunca leyó nada sobre economía, tened en cuenta que si en vez de billetes se usara otro medio de intercambio como durante muchos años fueron las monedas de oro, sería algo más difícil para los Estados emitir a discreción simples papeles impresos como se hace actualmente en todas las economías del mundo).
Y además tened en cuenta que la gran mayoría de Estados del mundo recurrieron a este flagelo para solventar gastos en algún momento de su historia, el mejor ejemplo lo hayamos en Alemania de los años 20.
Por todas estas etapas ha pasado mi país, y es más, hoy día ni siquiera puede hacer frente a los intereses que generan la deuda externa (estamos literalmente en quiebra desde hace más de una década).
La consecuencia de todo esto es muy simple y a las pruebas me remito: se empobrece al pueblo, que somos en definitiva los que terminamos pagando por toda esta mala gestión. Todo esto conlleva a la ignorancia, pero lo que es peor aún, a la desconfianza. Los argentinos dejamos de creer en nuestros gobiernos, en nuestro sistema y en nuestra moneda.
Toda esta encrucijada desembocó en el año 2001 en el famoso Corralito Argentino. Los argentinos dejamos de creer y nos llenamos de desconfianza e incertidumbre. Cuando esto sucede en un país, la gente se apresura a quitar sus ahorros del sistema bancario. Como todo el mundo sabrá, los bancos captan los fondos de la gente y presta aún más de lo que captan, si un buen día todos cogemos desconfianza y decidimos sacar nuestro dinero de los bancos, evidentemente estos no pueden hacer frente a todas las peticiones, debido básicamente a que el dinero está prestado y en muchos casos a largo plazo.
En el año 2001 es exactamente lo que pasó en Argentina, todos los ciudadanos cogimos desconfianza y decidimos sacar el dinero, pero la genialidad del gobierno esta por encima del ciudadano medio y justo unas jornadas antes se ordenó no entregar el dinero a sus dueños (por miedo al colapso financiero). Se había instaurado un corralito, es decir habían encerrado en un corral nuestros ahorros para no dejarlo salir más (bueno a decir verdad, se pudo, paulatinamente, durante casi una década y en forma de bonos del estado o de dinero, pesos argentinos totalmente devaluados, cuando los ahorros originales eran en dólares).
En definitiva, el corralito es una consecuencia de la desconfianza generalizada del propio sistema, de su moneda y de sus gobernantes.
Hoy día trato de analizar qué está pasando en España. Hacen casi 10 años que he llegado (año 2002 para ser certero y autoexiliado por esta misma desconfianza). Cuando llegué, escuche hablar por primera vez en mi vida de superávit público, o sea que se recaudaba, a través de impuestos más de lo que se gastaba en salud, educación, seguridad, etc. Es más, me sorprendía con el límite al déficit, fruto de pertenecer a una Unión Europea, que ésta recomienda a los gobiernos de sus Estados miembros, también hay por haber unificado la moneda, justamente para evitar esta clase de flagelos.
Lo que se trata simplemente es de evitar que se pase por lo que pasó en Argentina hacen escasos 10 años. Pero tened en cuenta que estas medidas no pueden ser impuestas por la Unión Europea, que los Estados siguen teniendo autonomía propia a nivel fiscal (no monetario, ya no pueden imprimir moneda) y por lo tanto son recomendaciones. Claro está que si un país no puede emitir dinero “ficticio”, lo que queda como solución es el endeudamiento. Hasta ahora no había límites al endeudamiento público especificado en la normativa interna (si bien los tratados de la UE si recogen una serie de tops), motivo de la actual reforma constitucional. Pero esta norma por sí sola no soluciona la causa del problema, gastar más de lo que se recauda.
Pero volvamos al principio, todo esto provoca desconfianza, fruto de esta desconfianza es que ronda el fantasma de un posible CORRALITO ESPAÑOL.
¿Qué pasaría si mañana mismo todos los españoles decidiríamos retirar nuestro dinero del sistema bancario?
Pues evidentemente, lo que he comentado antes, sería imposible y el gobierno se vería obligado o pedir ayuda a la Unión Europea, pero hoy día se sabe que tanto los países de la Unión Europea como los del otro lado del Atlántico, están más para pedir que para prestar.
Veremos en un próximo post las similitudes y diferencias de Argentina y España, para evaluar la verdadera posibilidad de un corralito en nuestro país, en el que nos viéramos obligados a sacar pesetas en lugar de euros.

Los políticos de mi tierra no desaprovechan ninguna ocasión para hablar de desestacionalizar la economía de las Illes Balears.

Vivimos del turismo, sector que nos ha dado muchas alegrías, pero que no va a tirar de la economía para siempre. La industria balear es la gran olvidada de los diferentes gobiernos que hemos tenido, cuando este sector generaría mano de obra cualificada y empleo estable.

Os dejo una noticia que hace referencia a ello en menorcadiario:

Pau A. Monserrat en Menorca Diario

Con esta interesante entrada damos la bienvenida a Manuel González, economista y conocedor de la historia como pocos. Sin duda con sus escritos aportará una visión diferente a los problemas económicos de la actualidad, con la perspectiva de quien conoce los acontecimientos del pasado.

La crisis actual y el Crack de 1929

Frecuentemente escuchamos y leemos las grandes semejanzas entre esta crisis que atravesamos y la que arrasó con las economías mundiales hace mas de 80 años, que tuvo su origen en el crack de la bolsa en 1929 y su apoteosis final en el desencadenamiento de la segunda guerra mundial.

¿Hasta qué punto estas semejanzas son tales que nos deban hacer pensar que estamos repitiendo la historia?

¿Debemos realmente prepararnos para una larga y cruel crisis económica que puede incluso llevarnos a confrontaciones militares a gran escala en unos cuantos años? ¿O por el contrario los agentes económicos han reaccionado con coherencia y han dispuesto lo necesario para que los efectos de la crisis sean lo mas llevaderos y breves posible?

Las semejanzas son importantes, sobre todo una fundamental, que es la crisis financiera, aunque el origen de la misma sea distinto.

En los años anteriores al crack del 29, se vivía una postguerra terrible en algunos países (como Alemania, o Rusia, con sus propios problemas internos añadidos), difícil (para países como Gran Bretaña, que justo había cedido el testigo de 1ª economía mundial a los pujantes Estados Unidos) o floreciente (como Japón o los propios Estados Unidos). Es en EE.UU. donde se gesta la mayor parte del proceso por dos principales vías:

En primer lugar, al funcionar toda la economía mundial todavía basada en el patrón oro, todas las deuda internacional se pagaba con este metal, del cual Estados Unidos era el que tenía mayores reservas (los años de la I Guerra Mundial habían sido especialmente prósperos para este país hasta su intervención en la misma en el año 1917); esto se agravaba con la política de llevada a cabo por Estados Unidos de imponer elevados aranceles a los productos europeos a tiempo que presionaba para exportar los suyos. Lo cual lastraba de manera considerable cualquier posibilidad de recuperación de los países europeos.

En segundo lugar, se produjo un problema de especulación bursátil como no se había visto hasta entonces. Desde 1925, la actividad bursátil en Estados Unidos había tenido un enorme desarrollo, de modo que la Bolsa llegó a todos los estratos de la población de modo irresistible, ignorantes de todo lo relativo a la industria, a la economía y a la misma Bolsa. Todo el mundo consideraba que las “mejores acciones” podían conseguirse con muy poco dinero y que debía aprovecharse de aquella buena suerte antes de que pudiera terminarse. Así fue como se dio el paso que resultó determinante para la llegada de la crisis: las economías, tanto de empresas, como domésticas, empezaron a comprar acciones y títulos a crédito, abonando sólo una pequeña parte del valor de la acción. Con lo cual se endeudaron para seguir especulando en un mercado donde siempre se ganaba y donde el valor de las acciones poco o nada tenía ya que ver con el valor real de las empresas emisoras de los títulos.

Lo que ocurrió en 1929 fue sólo una brusca adecuación de las acciones de las empresas a su valor real, lo que llevó a la ruina a miles de familias y empresas estadounidenses, que se vieron en posesión de unos títulos con un valor ínfimo y con unas deudas enormes debidas a los créditos contraídos.

A partir de ahí, expansión internacional de la crisis, duros años de recesión, agravados por la actitud de la Reserva Federal, que limitó más el crédito y sólo una luz al final del túnel con la política de Roosevelt y el establecimiento del New Deal, que en 1932 marcó el inicio del final de la Gran Depresión en Estados Unidos. Alemania escogió un camino muy distinto.

Como entonces, la crisis actual también ha sido crediticia. La política de las entidades bancarias de hinchar sus resultados concediendo créditos indiscriminadamente con el fin de satisfacer las siempre voraces ansias consumistas de particulares y empresas (sobre todo en el sector de la construcción), poniendo a su vez estos títulos de deuda como garantía para conseguir ellos mismos liquidez para otorgar mas créditos, ha llevado a una burbuja especulativa, que ha derivado a su vez en una burbuja inmobiliaria.

Cuando tales burbujas han explotado, hemos llegado a una situación en la que, como entonces, el sistema financiero se ha visto gravemente perjudicado, con quiebras bancarias, restricciones de crédito y graves problemas financieros para empresas y particulares. Igualmente como entonces, los problemas de solvencia a nivel de países (con amenazas de bancarrotas por los problemas de deuda pública), no son muy distintos a los graves problemas que en los años 30 atravesaron economías como la británica y sobre todo, la alemana.

Sin embargo, hasta aquí llegan las semejanzas. Ya que las autoridades monetarias han reaccionado introduciendo una variante en el sistema: la crisis del 29 afectó al sistema bancario de un modo especialmente importante, con fuertes pérdidas que en muchos casos acabaron en quiebras de miles de bancos en todo el mundo.

En aquel momento se pensó (como mucha gente piensa ahora) que la no intervención del estado para impedir estas quiebras sería lo mejor, después de un tiempo de ajuste, el libre mercado decidiría qué entidades bancarias deberían subsistir y nuevamente crecer. Las consecuencias de aquella decisión se pagaron durante años, porque con un sistema financiero dañado ninguna economía de mercado puede pensar en iniciar una recuperación económica.

En esta crisis, los gobiernos de casi todas las economías occidentales se han movilizado para rescatar el mayor número de entidades financieras posible (lo que no ha impedido alguna quiebra). El problema viene ahora porque, una vez salvado el sistema financiero, esto no ha redundado en un inicio de la recuperación, y además, se ha trasladado el problema de insolvencia a los propios gobiernos debido a la enorme deuda pública que la mayoría de éstos arrastran. Agravado por una fuerte presión especuladora que apuesta por sus intereses, perjudicando gravemente la estabilidad necesaria para el comienzo de una recuperación.

Lo que cada vez está mas claro es que los niveles de renta y de consumo familiares han caído (eso es evidente) y van a seguir cayendo, por lo menos hasta que la confianza y la estabilidad vuelvan a los mercados. Sólo hemos de esperar que esto ocurra lo antes posible, aunque es evidente que pasará tiempo antes de volver a difrutar de un nivel de vida semejante al que hemos tenido estos años atrás.

Todo esto suponiendo que la Unión Europea soporte los ataques especulativos a los que se está viendo sometida, el euro mantenga su unidad, Estados Unidos comience poco a poco a levantar cabeza…. Es decir, en el mejor de los casos.

Y siempre teniendo en cuenta el profundo descontento social que esto puede suponer, proporcional al tiempo que dure la caída y a lo pronunciada que sea la misma.

Sólo llegado ese momento se podrían llevar a cabo importantes medidas fiscales que, como en los tiempos del New Deal (o del Plan Marshall en Europa), tiren de la economía hacia arriba y se pueda iniciar una nueva etapa de crecimiento económico y estabilidad social.

Manuel González, economista.