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Que uno se pregunte si peligran sus ahorros en el caso de que su banco o caja quiebre es algo, lamentablemente, habitual en los tiempos que nos han tocado vivir.
En unos momentos en los que asistimos a la inyección masiva de capital público en Bankia y algunas nacionalizaciones más que puede que veamos efectuar, lo primero que hay que repetir es que hay un consenso mundial para evitar que bancos de determinada entidad quiebren. Por tanto, es una catástrofe económica muy poco probable.
Personalmente me preocupan más las miles de familias arruinadas por Bankia antes de su nacionalización, al igual que otros muchos clientes de otras variadas entidades financieras.
No es de ahorros, sin embargo, la pregunta que responderemos, sino de hipotecas. Una quiebra del banco o caja de ahorros en la que tenemos el préstamo hipotecario, ¿implica que nos liberamos de la deuda?
La respuesta, como hemos explicado en YaEncontre, lamentablemente es que no.
Un préstamo hipotecario es una deuda que contraemos con
una entidad financiera, cuya garantía real de pago es el bien hipotecado. Sin
embargo no incluye cláusula de dación en pago alguna, por lo que además del bien inmueble se responde con todo el
patrimonio presente y futuro. Si nuestro acreedor, el banco, quiebra, el
proceso es el siguiente:
El banco presenta un concurso de acreedores; se nombra
administradores concursales que intentan reflotar la entidad financiera si hay
viabilidad. Si consiguen un buen  acuerdo
con los acreedores del banco (bancos mayoristas que le dejaron dinero,
depositantes, obligacionistas, tenedores de participaciones preferentes, etc),
con quitas y espera importantes, puede ocurrir que se corrijan los problemas y,
en un periodo determinado, el banco supere el concurso de acreedores y siga
operando de forma normal. En este caso, la hipoteca la seguiremos pagando al
banco sin ningún cambio.
El otro escenario posible es que no se pueda reconducir la
entidad y se proceda a una liquidación ordenada; los bancos nacionales o
internacionales comprarían en banco quebrado, a trozos. Nuestra hipoteca es un
activo más que comprarían los acreedores u otros interesados; por desgracia, no
se nos perdonaría ni un euro. Simplemente dejaríamos de verle dinero al banco
original y se lo deberíamos a otro, con las mismas condiciones de la escritura
firmada en su momento.
Por tanto, quiebre o no quiebre el banco, no nos libraremos
de la deuda hipotecaria. Por ello es innecesario conocer la solvencia de la
entidad financiera a la que pedimos dinero (al contrario que cuando vamos a
depositar nuestros ahorros).
En el caso de las hipotecas, lo importante es que
sea barata
, independientemente del banco que nos deje el dinero.
Este lunes entra en vigor un nuevo índice de referencia del mercado hipotecario, aplicable a las hipotecas a tipo variable. Este nuevo referencial es el Interest Rate Swap (IRS) o permuta de tipos de interés a 5 años.

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Hay cierta confusión en cómo aplicar la deducción por adquisición de vivienda habitual en el 2011 (declaración que presentamos estos meses de 2012).

La confusión se debe a que el anterior Gobierno del PSOE modificó la normativa del IRPF limitando la deducción según nuestro nivel de renta, para las viviendas habituales compradas a partir del 1 de enero de 2011, y el nuevo Gobierno del PP la ha recuperado con efectos retroactivos en los mismos términos que estaba antes.

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En un post anterior ya os comenté que tuve la ocasión de dar mi opinión sobre la banca y el derecho a una vivienda digna en Ágora Sol Radio.

Os dejo algunas frases:

“Se concedían las hipotecas de una forma que nosotros, si fuera con nuestro dinero, no lo haríamos”

“Tengo mis dudas de que hayamos tenido banqueros tan malvados y tan inteligentes como para ejecutar un plan para endeudar a la sociedad con unos fines determinados”

“En el tema de hipotecas no entiendo que se haya forzado-engañado al cliente para que se endeudase, a diferencia de determinados productos de ahorro”

“Del banco no hay que fiarse, hay que entender el producto financiero antes”

Os dejo la entrevista completa que creo vale la pena escuchar.

De todos es sabido que los bancos procuran no perder nunca en su oferta de productos financieros. En cierto punto, es normal y hasta deseable para el sistema financiero. Otra cosa es lo que acostumbran a hacer, que es ofertar productos financieros buenos para ellos y malos para los clientes.

Los fondos garantizados no son a priori un mal producto para el cliente si aseguran una rentabilidad mínima aparte del capital a vencimiento. El Banco Sabadell ha anunciado a bombo y platillo la comercialización de su fondo garantizado Sabadell BS Garantía Fija 10, que ofrece una rentabilidad del 4,4% TAE a 3 años. Sería un excelente producto si no fuera porque, como siempre, tiene una letra pequeña que hay que ser economista para entender a la primera. Señores banqueros, los clientes quieren productos rentables, sí, pero transparentes y lo más fáciles de entender posibles.

Una escritura de préstamo hipotecario en la que existe una cláusula de suelo al 2,90% y una de techo al 15% es a todas luces injusto. En base al sentido común y, en principio, según los tribunales de justicia. Sin embargo, hasta que no llegue algún caso al Tribunal Supremo tendremos que convivir con esta cláusula que huele a abusiva. ¿Hasta cuándo los bancos seguirán tomando a sus clientes como tontos?

En el mismo sentido de crítica a la política de las entidades financieras con sus clientes, a los que tratan como meros productores de beneficios a corto, he tratado en Euribor Blog de la nueva figura del director de sucursal que algunos bancos están diseñando: el director mindundi. No pretendo faltar a los directores profesionales, ni mucho menos. Busco faltar a los directivos de las cúpulas a los que sus clientes les importan un comino. ¿Un director de banco que no puede conceder descubiertos puntuales a sus buenos clientes? lamentable.

Esta semana he dejado una estela de desastres relacionados con productos financieros que la banca de sucursales de todo a 100 ha producido. Algunos de los infortunios que están sufriendo ahorradores e hipotecados parece que podrían deberse a que en las cúpulas directivas hay monos locos tomando decisiones.

Tenemos por una parte a los crédulos ahorradores que invirtieron en las cuotas participativas de la CAM (una especie de acciones de cajas de ahorro pero peores) creyendo que eran un producto similar en riesgo a un depósito a plazo fijos. Ahora descubren que, a no ser que el Banco de Sabadell haga algo, valen cero.
Otros clientes bancarios que deben haber descubierto a golpes que no hay que escuchar al director de sucursal cuando vende productos son los de Banco de Valencia, ahorradores que compraron participaciones preferentes y obligaciones subordinadas. Tampoco estarán muy contentos los que invirtieron en acciones de la entidad.

Los que tienen participaciones preferentes del BBVA, Sabadell, Santander o CaixaBank tampoco saltan de alegría, al descubrir que sus “depósitos” son en realidad renta fija perpetua que no se puede vender sin pérdidas en el mercado secundario. A estos los bancos les ofrecen canjearlas por acciones, obligaciones convertibles o deuda subordinada a largo plazo; no por hacerles un favor, sino por Basilea III y evitar que les quemen las oficinas. Otro caso de juzgado de guardia son los bonos patrióticos; los bancos que los comercializan no se fían de las administraciones para concederles crédito, pero están encantados de encasquetar bonos de las CC.AA. a sus clientes, previa jugosa comisión.

Los bancos y cajas vendieron productos complejos sin la debida información y, en ocasiones, con el engaño de una aparente semejanza con los depósitos a plazo fijo. Lejos de admitir sus errores y reformar completamente el sistema de comercialización de sus sucursales, lo que hacen es intentar tapar un mal asesoramiento con otro producto que tampoco es el que interesa al cliente. ¿Nada han aprendido las entidades financieras de esta crisis? 

Esperemos que sus clientes, que hayan aprendido que no pueden dejar sus decisiones financieras en manos del director del banco.

A nadie le sorprenderá constatar que cada vez hay menos hipotecas competitivas en el mercado. Sin embargo, algunas entidades como unoe, de momento, siguen ofreciendo financiación por debajo del Euribor + 1.

En iAhorro.com han hecho una selección de las mejores hipotecas del mercado en esta recta final del año 2011, por si alguno de vosotros está mirando y comparando hipotecas.

Os dejo el cuadro de la comparativa de préstamos hipotecarios, el cual os lleva a la selección de las mejores hipotecas de diciembre de 2011 haciendo click sobre él.

Los españoles siempre hemos preferido comprar una vivienda a alquilarla. Dos de las razones que justifican esta preferencia por ser propietario en lugar de arrendatario son:

  1. Que comprar una casa es una buena inversión, ya que nunca pierden valor.
  2. Alquilar es como tirar el dinero. Uno paga por algo que nunca será suyo.

Admito que estas ideas también han calado en mi, no voy a dar lecciones de economía a nadie, siendo el primero que comete este tipo de errores conceptuales. Sin embargo voy a tratar de analizar económicamente la idea de que la vivienda nunca pierde valor, en que se basa, qué hay de cierto y de erróneo en esta premisa tan extendida.

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Haciendo números en Dinero Experto, resulta que un cliente que hubiera contratado una hipoteca multidivisa en el 2008 (para comprarse una casa de 200.000 euros) y su elección hubiese sido mantenerla en Yenes hasta hoy (por ignorancia y falta de asesoramiento de su entidad financiera), hoy tendría una deuda pendiente equivalente a 288.657 euros. Es decir, que en lugar de haber amortizado hipoteca, ahora tendría una deuda superior al inicio, de nada más y nada menos que 88.657 euros más.

Nunca inviertas o adquieras productos financieros que no entiendas perfectamente. O te puede salir muy caro.

Por otra parte, también hemos tratado de analizar las medidas tomadas en la última Cumbre del Euro, decisiva para demostrar a los mercados que vamos a mantener la moneda única a pesar de los graves problemas que está viviendo Europa.

En Euribor Blog hemos intentando explicar que la desconfianza tiene un coste, y la actuación nefasta de la banca durante esta crisis económica va a suponerles mucho dinero, además de un cambio fundamental en la relación cliente-banco.

Llevo mucho tiempo gritando a todas voces “estamos reproduciendo el flagelo sudamericano” de gasto desmedido, políticas incorrectas, etc. Y, por tanto, las consecuencias que ello conlleva: una desestabilización social en todos los sentidos.
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