El “escudo social” parece más una protección de juguete que una defensa para enfrentar la más cruenta guerra jamás librada en España y en el mundo. Batalla sanitaria y económica especialmente cruenta en las Illes Balears, la CC.AA. más vulnerable a una crisis de movimientos en la que nuestro país desciende al infierno de partida de la OCDE.
La primera prioridad de todo gobierno ante una crisis como la actual ha de ser, indiscutiblemente, proteger a las familias de los efectos más dañinos a corto plazo, sin olvidar horizontes futuros. Poder alimentar a los nuestros, tener un techo en el que protegernos de las inclemencias diarias, acceso a una sanidad en condiciones y una educación de calidad. Sin olvidarse de los trabajadores, autónomos y directivos de las empresas públicas y privadas que generan la riqueza y el empleo que, con el permiso de los robots, se precisa para prosperar en sociedad.
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