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El domingo el premio Nobel Paul Krugman, un economista que se caracteriza por criticar el proyecto Europeo siempre que puede (será manía o razón), publica en The New York Times su opinión sobre el rescate de España.
Nos dice que todo el mundo podía predecir el rescate de España y que, a modo de comedia rutinaria, se rescata a los bancos y no se hace nada con el desempleo. Sin duda coincido en que un rescate  la banca sin apoyo a la economía real, austeridad sin crecimiento, no funciona ni funcionará.

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En unos momentos tan complejos para la economía española, con miedos racionales e irracionales al rescate del país, quiebras de bancos, corralitos a la española, salida de euro, prima de riesgo en máximos, etc, etc, el ciudadano se siente confuso y asustado.
Desde mi punto de vista, España es un país capaz de generar riqueza y salir fortalecida de esta brutal crisis. Sin embargo el ciudadanos sufre y sufrirá sus letales consecuencias, con cifras de paro desbocadas, bancos que no paran de desahuciar familias, productos tóxicos mal vendidos que arruinan al pequeño ahorrador (participaciones preferentes, canjes por acciones ruinosos, cuotas participativas de la CAM…). Los contribuyentes pagaremos vía impuestos la factura por la mala gestión bancaria y a cambio recibimos menos Estado del Bienestar.
Con un escenario tan difícil, lo mínimo que le debemos exigir a políticos y resto de portavoces de los agentes económicos implicados es que nos expliquen claramente la situación y las soluciones que van a adoptar, para que el ciudadano sepa que su dinero está siendo bien utilizado y que se cuenta con ellos. A fin de cuentas, en mi tierra tenemos un dicho:
Qui paga, mana“, es decir, quien paga, manda.
Sin embargo en España los gestores de la res publica nos tratan como a idiotas, con declaraciones que o son falsas o demuestran la incapacidad del que las hace.
Sobre todas estas cuestiones escribí en la tribuna de Expansion.com:
Y en Euribor Blog:
Antonio Barahona, hombre sabio y cabal, con el que he tenido la fortuna de coincidir en el camino que llama vida, me ha mandado una carta para el Sr. Goirigolzarri de Bankia en relación a su dinero atrapado en las funestas participaciones preferentes.
Antonio Barahona es un amigo que habla claro, como millones de espectadores han podido comprobar en El Gran Debate de Telecinco en dos ocasiones.

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José Luis Sampedro Sáez es un hombre sabio; no hace falta ser un sabio para reconocerlo, ya que este tipo de personas se hacen notar por el mero hecho de trasmitir libremente sus ideas.
La entrevista que Jordi Évole le realizó en el programa de Salvados “¿Qué hago con mi dinero?” no tiene desperdicio. Para un mindundi de la economía como un servidor es un inmerecido honor haber compartido programa con este economista veterano.

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No era un secreto que Goldman Sachs, al igual que gran parte del sistema financiero mundial, estaba virando de ser un agente económico útil que transforma el ahorro de los ciudadanos, empresas y sector público en inversión y consumo rentables para la economía, a una máquina de generar riqueza para el banco.

Ya en Salvados critiqué este cambio de hacer negocios de la banca, dejando en último lugar al cliente y sus necesidades. Ahora un directivo de Goldman Sachs hace lo propio con esta entidad de 143 años de antigüedad, en The New York Times.

El siguiente vídeo me ha encantado, por su claridad de mensaje, porque Cesar Millan es una persona a la que admiro y por lo que significa.

Haciendo click en la imagen accederéis al contenido multimedia, en inglés, si bien es fácil de entender si tenéis unas nociones básicas.

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Hoy a las 22:00h estoy invitado a asistir al programa de TelecincoEl Gran Debate“, presentado por Jordi González y Sandra Barneda. Se trata un tema de rabiosa actualidad: ¿en qué ha quedado el supuesto derecho a una vivienda digna consagrado en la Constitución?

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Muchos pequeños ahorradores que poco o nada conocían la letra pequeña de las participaciones preferentes han descubierto con asombro que son un producto complejo que poco o nada tiene que ver con un  depósito a plazo fijo y que su vencimiento es eterno, o perpetuo si se quiere.

Varias son las entidades que se han decidido a ofrecer una “solución” a los ahorradores, mediante la oferta de canje de las participaciones preferentes por bonos convertibles o deuda subordinada a largo plazo.

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En Euribor Blog esta semana he opinado sobre las consecuencias de la creciente (y a mi modo de ver sistémica) incertidumbre económica en el marco laboral del futuro.

El paradigma de un patrón que dirige a los obreros a cambio de un sueldo se está desmoronando, a mi modo de ver. La razón básica es que el empresario ya no puede garantizar a sus empleados un trabajo indefinido de por vida; cada vez más empresas cierran sin haber cumplido las décadas necesarias para que sus empleados se hayan jubilado en ellas, además de que el sistema productivo ha dejado de proporcionar al trabajador una estabilidad en la misma empresa durante toda su vida laboral. A los jóvenes se les ofrece contratos precarios (si se les ofrece algo) y a los que sobrepasan los 40 se les condena al ostracismo.

Todo parece malo para el trabajador por cuenta ajena en el futuro laboral que estoy desgranando; sin embargo las empresa no se van a salvar de las consecuencias de no poder o querer ofrecer estabilidad a su fuerza laboral. Los obreros que quieran un futuro mínimamente próspero van a tener que cambiar de mentalidad, pasando de verse como obreros a ser profesionales casi independientes; si nuestra empresa no nos garantiza un trabajo estable, tendremos que formarnos y prepararnos para poder trabajar inmediatamente en otra empresa.

Ello conllevará una constante formación y un contacto constante con el resto de empresas y proyectos, por si hay que cambiar de empleo; menos fidelidad a una empresa y mayores sueldos exigiremos (para compensar la inestabilidad y ahorrar para los periodos de desempleo). Y menos sometimiento a las directrices de la empresa, si no nos proporcionan carreras interesantes que aumenten nuestra empleabilidad.

Las grandes empresas querrían empleados hiperproductivos, con bajos sueldos y disponibilidad absoluta, fáciles de despedir si dejan de resultar beneficiosos para la cuenta de resultado. Sin embargo, el profesional de su propio trabajo, con la ayuda de las nuevas tecnologías a su alcance, puede que sea capaz de cambiar las tornas.

Desde luego, lo que sí recomiendo a cualquier persona es que se forme constantemente, en varias áreas diferentes y esté en constante comunicación con el resto de profesionales y empresarios del sector. Si la empresa no nos garantiza estabilidad, que pague por ello (en sueldo, formación y contactos).

La guerra ha empezado; preparaos para la victoria. Y Feliz Navidad!

 

El ciudadano medio tiene miedo, a perder sus ahorros si España es expulsada del Euro, a no poder sacar su dinero de los bancos si hay un corralito similar al que sufrió Argentina; los medios de comunicación no ayudan a atenuar el miedo.

Sinceramente, creo que muy poca gente sabe lo que va a pasar; dependemos de decisiones políticas, condicionadas por la economía, sí, pero políticas. Y los políticos pueden ser impredecibles.
Sin embargo en los momentos difíciles es cuando los valientes y los sabios demuestran su capacidad. No es un momento para tener miedo, sino para tener información.
Nadie lo puede garantizar, pero personal y profesionalmente descarto un corralito de los bancos en España. No es un escenario que contemple en ningún caso, por lo que no recomiendo a nadie que saque su dinero de los bancos y se los lleve a casa. A mi modo de ver, el riesgo de que nos lo roben en nuestro hogar es mucho mayor que la posibilidad de un corralito.
La salida de España de la Unión Monetaria Europea (la Zona Euro) es una posibilidad a tener en cuenta; sin embargo esta transición se produciría de forma ordenada y con garantías para los ahorradores, a mi modo de ver. Es este caso, el riesgo para nuestros ahorros es pasar de tener euros a pesetas, con el correspondiente empobrecimiento respecto al exterior. Maneras de protegerse de este escenario hay varias, ninguna exenta de peligro:
  1. Abrir una cuenta en dólares en España, o en otra divisa como el franco suizo.
  2. Abrir una cuenta en euros en Alemania o una cuenta en otra divisa en bancos extranjeros.
  3. Comprar oro.
  4. Invertir en acciones de empresas extranjeras.
  5. Comprar participaciones en fondos de inversión que inviertan en empresas mineras o ETFs que repliquen el oro de gestoras extranjeras, por ejemplo (esto es muy sencillo, hay brokers de bancos que nos lo permiten sin más trámites).
Y un largo etcétera, cuyo peligro es perder dinero en el proceso, cosa probable si no se invierte con los debidos conocimientos o asesoramiento.
La opción más probable, a mi entender, es que España siga en el Euro, a cambio de duros planes de ajuste. Más tributos y menos servicios públicos. Para el ahorrador, en principio, el peligro está en que se aumente la imposición sobre los rendimientos del capital mobiliario.
No tenga miedo, es un mal consejero. Acuda a expertos en finanzas internacionales, si quiere calibrar las posibilidades y escenarios. O a un asesor de inversiones para diversificar sus inversiones. Yo, desde luego, no tengo ningún miedo a un corralito ni a que mis euros se conviertan en pesetas (si bien asumo que posibilidades las hay).
Seré un loco o un visionario, el tiempo nos lo dirá. En todo caso, ya os adelanto que no soy ni loco ni visionario; en todo caso, un humilde economista de provincias.