La crisis económica y las dificultades de todo tipo que ha provocado en las familias puede ser tanto un detonante como un agravante de algunas enfermedades o dolencias mentales, entre las que podríamos destacar la ansiedad y la depresión, muy relacionadas entre si.
Hay un gran desconocimiento y temor ante las dolencias mentales entre el público en general, probablemente procedente del miedo atávico del hombre a perder su cordura.
El mejor antídoto al miedo no es la ignorancia o el mirar hacia otro lado, es aprender qué son y cuál es su tratamiento. En el fondo, son una enfermedad más. Tiene que diagnosticarse y tratarse, y tiene cura en la gran mayoría de casos. La ansiedad no es una enfermedad trivial. Es un sufrimiento mental que tiene bases químicas, físicas y ambientales. No es un síntoma de debilidad o tibieza de carácter, como muchos creen, es un desequilibrio físico y mental que debe tratarse, o se corre en riesgo de que desemboque en enfermedades más graves, como podría ser la depresión mayor.
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